Una instantánea eterna

Una imagen no es que valga más que mil palabras, es que descubre la realidad desde la máxima magnitud a los ojos capaces de verla. Una de las imágenes del año será sin duda la instantánea tomada el día 26 de abril, previa al funeral del Papa Francisco en el interior de la basílica de San Pedro, de Zelensky y Donald Trump, sentados el uno frente al otro, en dos sencillas sillas, sin nada más por medio. La conversación parece amigable, pero el detalle no está en los protagonistas.

El detalle esencial es el clérigo que se ve al fondo de la imagen, que está ocupándose de algo, ajeno a la conversación de los dos mandatarios que hoy por hoy ocupan uno de los epicentros de la geopolítica mundial.

Lo esencial es invisible a los ojos. Ese clérigo despreocupado anfitrión simboliza con meridiana claridad 2.000 años de estrategia de la institución más longeva del orbe: la iglesia católica, en el instante efímero de una instantánea. Estrategia que consiste en proponer el escenario que es una forma de estar presente y representar un rol, ante los acontecimientos decisivos, relevantes y sin duda históricos. Ese clérigo simboliza el momento actual en el que la Iglesia Católica está pero es otra cosa, al mutar la influencia que dan los símbolos y 2.000 años de historia a las almas y modos de percibir de hoy, en contraste con el poder ejercido en el pasado.

Es obvio que 2.000 años de antigüedad otorgan un poder decisivo; veinte siglos de existencia de rupturas de la historia la siguen manteniendo en pie.

El humanismo y la ilustración europea son la excusa de hoy que promulga la propia Iglesia Católica para disimular su poder y lo disimula porque es consciente de que es tiempo de aparentar silencio. Nada que se mantiene en pie 2.000 años obvia que hoy el perfil bajo es esencial para prevalecer, hasta el punto incluso de no querer saber, estando presente y eso es precisamente lo que simboliza ese clérigo ocupado en tareas ajenas, en el mismísimo instante y espacio en que dos actores de la importancia geopolítica actual representan Donald Trump y Zelensky.

La instantánea es tan reveladora que no se acierta a descubrir quién ignora a quién, cómo se ignora el servicio: si es el clérigo a ambos conversantes o es a la inversa. Me da que el servicio son Donald Trump y Zelensky, porque la disyuntiva hoy que está modelando el planeta en su vertiente geopolítica es el pensamiento woke frente al ultraliberalismo político-económico y la Iglesia Católica sabe que la capacidad para poner el escenario, jugar el rol decisivo y no parecerlo, forma parte de una estrategia bimilenaria que se mantiene vigente.

Eso es lo que ha representado el funeral del Papa Francisco. El clérigo despreocupado de los servidores Donald Trump y Zelensky es un accidente tan involuntario como aparentemente inofensivo, pero solo aparentemente.

Las exequias por el Papa Francisco son mera coincidencia. 2.000 años de estrategia de éxito implican la evidencia de lo inexplicable.

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