El lanzador de cuchillos
Martín Domingo
¡Boom!
El VII Informe Young Business Talents señala que un 35,2 % de los jóvenes españoles tenía intención de emprender para buscarse la vida. Un proceso complicado que aburre a las cabras, me cuenta una joven campogibraltareña, titulada universitaria con másteres, preparada, con ideas e ilusionada.
“Si la idea de emprender se te ocurre al finalizar la pandemia, te asalta la incertidumbre global. ¿Se va a acabar el mundo tal y como lo conocemos? ¿Será este el momento de liarse la manta a la cabeza?”
Es normal e inevitable que haya obstáculos: un campo de minas que sortear. Decidido ya qué vas a montar, te informas, buscas el local que cumpla los requisitos, te peleas con el propietario que quiere una parte del alquiler en negro, lo reformas a mueblas y adecentas (con tus colegas, Bricomanía y vídeos de Youtube, en los ratos libres), contratas una asesoría que te cuente de qué va esto y te lleve los impuestos… y te topas con la administración.
Ninguna incógnita iguala la desazón que causan las pegas de la insoportable burocracia de las administraciones encargadas, entre otras cosas, de que la gente joven pueda abrirse camino en la vida. El “vuelva usted mañana” que acaba cortando alas e ilusiones, en versión siglo XXI, con atractivas y profesionales portales de internet municipales, autonómicos, públicos, privados y de agencias cómplices del insorteable marasmo administrativo. Como las ventanillas de los formularios en papel, con sellos y pólizas, pero resultan igualmente letales.
A cada paso temes infringir alguna normativa que te arruine el proceso. Todo puede depender del empleado con el que des (si logras sortear las centralitas automatizadas) o del día que tenga, ya que el mismo funcionario puede decir una cosa en un momento y la contraria en otro. ¿Conocen la sensación de sentirse perseguido por la administración? No te atreves a respirar, que seguro que te pillan con algo extraño, lo que genera un alto coste emocional.
Y aún te queda el papeleo de sanidad, el del Ayuntamiento, el de la luz (nadie sabe el CUPS del local), el de los requisitos del aseo para personas con diversidad funcional, el del agua, la asesoría, el internet… Te cuentan que en la Junta han puesto una Consejería de Simplificación Administrativa, con lo que ya te rematan.
¿Y las ayudas? Sí: cuota reducida de autónomo dos años y quizás otras fórmulas que acabas desechando por inalcanzables, o pagas a alguien para que lo haga por ti, como todo lo anterior. Si tienes los recursos. Triste.
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