
Diafragma 2.8
Paco Guerrero
De lección
Europa debe prepararse para la guerra”, es la advertencia difundida desde Bruselas por la Comisión Europea para persuadir a la ciudadanía de que es necesario que adquieran un “kit de emergencia estandarizado” para poder hacer frente a los posibles peligros que acecharán a la población en caso de conflicto bélico.
Más que informar a la gente sobre la serie de artilugios y alimentos que deberían tener en casa y que, por otra parte, casi todo el mundo almacena en previsión de cualquier contingencia y sin que nadie les instruya al respecto, lo que parece es que se trata de una estrategia de los gobiernos para asustar a la ciudadanos y así poder convencerlos de la utilidad de desviar recursos para la compra y fabricación de armamento en vez de atender necesidades más perentorias como la sanidad, la educación. Pocas luces les suponen los gobernantes a sus súbditos al pretender que, en los prolegómenos de una supuesta Tercera Guerra Mundial, estos se sientan seguros con cuatro latas de atún, unas cuantas petacas de agua y una linterna.
En un futuro próximo puede que sea una cepa de gripe aviar la que azarosamente (o por un acto de bioterrorismo) rompa la barrera de la especie y salte a huéspedes humanos extendiéndose antes de encontrar medidas de inmunización o ni siquiera poder establecer cuarentenas eficaces. O tal vez sean las disputas entre países con armamento atómico y un punto irascibles, como India y Pakistán, las que desencadenen un conflicto nuclear capaz de asolar el mundo. Tal vez sea un cambio drástico del clima que inunde el planeta o lo convierta en un mundo helado. O quizás un acontecimiento fuera del control humano como un asteroide que se estrelle contra la Tierra y nos depare la misma suerte que en su día acabó con los dinosaurios.
Con cualquiera de estos sucesos, el mundo tal y como lo conocemos habrá llegado a su fin. En pocos días los Estados se verían sobrepasados, la seguridad sería inexistente y los saqueos y el vandalismo transformarían nuestras modélicas ciudades en sangrientos campos de batalla. Estaremos en un mundo postapocalíptico muy parecido al que se describe en Mad Max, La carretera, El día de mañana o Impacto profundo.
Para poder sobrevivir en un escenario catastrófico, antes que el dichoso kit, la gente necesitaría volver a aprender todas las habilidades esenciales que la civilización nos ha hecho considerar superfluas. A nivel individual somos asombrosamente ignorantes para buscarnos la vida. Nuestras habilidades se han atrofiado tanto que la humanidad sería incapaz de sustentarse si fallara el sistema de soporte vital de la civilización moderna. Como dijo Arthur C. Clarke (2001: Una odisea espacial) respecto al hombre de la calle: “Cualquier tecnología le resulta indistinguible de la magia”.
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