
En tránsito
Eduardo Jordá
Venalidad
Algeciras/La noticia nos ha dejado a todos consternados: el fallecimiento del catedrático de matemáticas Alberto Pérez de Vargas, un algecireño de brillante historial académico y perfecto conocedor de nuestra ciudad, como demostró durante años en su sección fija Campo Chico, publicada en Europa Sur.
Precisamente hace pocas semanas asistíamos a la brillante presentación en Algeciras de un libro en el cual nuestro amigo había recopilado lo mejor de sus artículos bajo el título Algeciras en el corazón y en la memoria, siendo incluso su portada un verdadero lujo, pues se trata ni más ni menos que de una obra de otro amigo nuestro, en este caso el gran artista Antonio López Canales. Su representación de la entrañable Plaza Alta sufriendo una granizada -¿o es el principio de una nevada?- al anochecer, es una obra de 2004 que no ha dejado indiferente a nadie. Esa es la bella presentación de una obra básica para todos los interesados por Algeciras.
Tras el prólogo de otro erudito, el indispensable Juan Ignacio de Vicente, Alberto Pérez de Vargas, a lo largo de más de trescientas páginas y con numerosas ilustraciones, nos expone numerosos aspectos, a cuál más interesante, de la ciudad que le vio nacer, mezclando los recuerdos personales a veces con la gran historia, y constituyendo una notable aportación de esos testimonios que nos ayudan a conocer los entresijos, el reverso del tejido en ese tapiz que conforma una ciudad.
Durante la referida presentación de la obra, Alberto habló en profundidad sobre su obra, exponiendo su visión personal sobre Algeciras, no exenta de crítica a veces y con la vehemencia que siempre le caracterizó. Sobre ella le comenté en cierta ocasión que su energía era comparable a la de una locomotora y en una conocida librería, tan excelente como céntrica, me han dicho que precisamente este sábado tenían preparada la firma de ejemplares por parte de Alberto.
Desgraciadamente, la locomotora se ha detenido para siempre, al menos en este mundo. Deseo manifestar aquí las condolencias y la solidaridad con la familia de dos instituciones a las cuales estoy muy ligado, la asociación La Trocha y el Instituto de Estudios Campogibraltareños, a través de su Segunda Sección (Arqueología, Etnología, Patrimonio y Arquitectura).
Descanse en paz este apasionado conciudadano.
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