Notas al margen
David Fernández
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Quiero felicitar a la presidenta de la Comunidad de Madrid y al alcalde por el espectáculo de futuro que ofrecen las calles de esta ciudad al viajero que pueda visitarla. Lo primero que llama la atención es cómo han conseguido adelantarse a los precios del mañana. En el centro, un 300% más para cualquier consumición que usted se atreva a pedir. Esto tiene una lógica aplastante de fondo y supone un avance: cualquier camarero o dependienta sudamericano (no se ven de otros lugares) que le atienda gana el triple del sueldo base, ¿no?
Ah, paraíso del emprendimiento solidario (no como el catalán), porque cuando las empresas compran cerveza la pagarán al triple que en el resto de España, ¿no? Me dirán que los gastos no son iguales, pero no podrán alegarme (las instituciones alardean de ello) que la carga fiscal con el Ayuntamiento y la Comunidad casi no existen. La Renta la roba el Sánchez pero el dúo Ayuso-Almeida compensa su voracidad comunista bolivariana, maravilla. ¿O los comerciantes se roban entre ellos?
Qué gestión del Ayuntamiento. Por la noche, las calles, los bancos, las zonas verdes, los soportales, los cajeros automáticos... todo plagado de miserables durmientes. A las nueve de la mañana no queda ni uno, ¿cómo? Pasar por las Descalzas Reales y disfrutar del atrezzo medieval es algo único, el hedor te devuelve a los tiempos del agua va, aunque quizá pasados de amoníaco y revolviendo un poco el estómago, ya saben cómo son los pobres. Las calles son foros de diversión, hasta el amanecer entretienen el sueño de los vecinos con vómitos, gritos, risotadas, esperpentos (ay Valle) vociferados, hostias como panes y abusos. Porque ya como NYC: Madrid nunca duerme. Y reconozcamos que está un poco más limpia, la manguera es necesaria para borrar la inmundicia.
El futuro, qué avances, ricos en sus lugares naturales, pobres sirviendo o manteniendo el servicio, vivienda para quien se la pueda pagar, gentrificación, ciudad-temática (vamos, un parque) y una gran mayoría vendiendo y recomendando cosas (oh maravillosa ideología, diría Marx) que jamás podría pagar. Los políticos madrileños invierten bien el dinero público, no como otros. ¿Al Ateneo y sus bases librepensadoras? un mojón. Musicales, ropa barata, tapas prefabricadas y paquetes turísticos con alcohol y cacha a la vista, ahí sí que hay desarrollo (de las carteras de algunos).
Oh, Madrid del futuro, Almeida recuerda un poco al Arturito de la Guerra de las Galaxias, Ayuso la verdad es que a veces da la talla de replicante Nexus-6 en su periodo de obsolescencia programada. Felicidades, querida lectora, apreciado lector, si quieren ver el futuro de España vayan a Madrid, donde triunfan los más grandes, la capital del nuevo pelotazo que nos ha sacado de la ingeniería financiera y devuelto a la explotación humana más burda y canalla, la ciudad de la degradación y la estafa...
Mi respeto más sincero a esa población, casi toda foránea, que va a hacer los madriles para ganarse la vida y se entrega para sobrevivir, tiene todo el mérito. Viva Essspaña.
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