Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
La extrema derecha borracha de violencia sabe que la frase “El pueblo salva al pueblo” es tan ambigua como para concluir “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. La izquierda extremosa vive en su fantasía revolucionaria justificándose a sí misma su rebelión, sólo la suya, porque la considera una respuesta de autodefensa ante una agresión y esto es verdad, hasta que discutimos qué es agresión.
Democracia es complejidad, Estado es complejidad. El Estado es nuestro enemigo peor pero también es nuestra mejor protección. Es una dinámica Poder-Víctimas, el Poder nunca es gratuito y suele ser perverso y manipulador, ser víctima es la condición natural de la mayor parte de la sociedad, que depende de su capacidad de trabajar (y generar riqueza en esta máquina) para poder vivir. Creo que hemos perdido la perspectiva como buenos niñatos ricos, hasta hace menos de un siglo no ha existido ningún tipo de cobertura para nadie salvo la que el poder propio tenía por su naturaleza. De repente todos nos volvemos antisistema, cuando el sistema es nuestra única posibilidad (ahora levantan la mano los hippies para protestar) de supervivencia.
Si algo hemos comprobado estos días es que las veleidades nacionalistas sin pensar cómo (¿cómo resolvería esto Puigdemont sin el apoyo de la pérfida España, con una cadena de solidaridad nacional?), o las de la extrema derecha diciendo que el pueblo salva al pueblo, sustituyendo a la izquierda desarbolada y a la ineficacia en la gestión, sólo reflejan la falta de consciencia de lo que somos realmente. No estoy de acuerdo con estas agresiones (ya saben), son fruto de la ignorancia, yo que soy antimonárquico, republicano y anarconoséqué, para empezar no creo que sean espontáneas, o mejor, son de una espontaneidad comprensible pero aderezada por grupos muy conocidos (que bordean la Ley sin que la cárcel sea su destino). La indignación es asumible, pero la violencia, por muy sanadora que fuere, no se puede justificar; el Rey es nuestro enemigo, pero también es la garantía, ahora mismo, de que el Estado funcione; el Presidente caerá mal, pero es la expresión del juego democrático, las mayorías parlamentarias mandan, considerarlo espurio es fruto de una perversa dinámica política en la que el debate ha sido sustituido por la deslegitimación, tuvo que huir, iban a por él; el responsable autonómico, por acción u omisión, por hacer o no hacer o no dejar hacer, es el rompeolas, debe ser el primero en asumir responsabilidades, le toca y si no: que no se presente. Después, si quieren, votamos y cambiamos la Constitución.
Hay que saber dónde se está, la salida sólo puede ser ahora mismo la reparación, el acompañamiento y la ayuda. Recordemos, porque lo he sufrido: si no tienes seguro, no hay ayudas ni consorcio; las ayudas están vinculadas a eso y a la renta, por lo que, si tenías trabajo, no vas a ver ni un euro. Ésta es la realidad que callan todos. La Banca gana, porque se va a hartar de dar préstamos. La dignidad se pierde así, destruyendo nuestros medios para después preguntar “Ahora qué”, entonces llegará el Mesías.
También te puede interesar
Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Gafas de cerca
Tacho Rufino
Nuestro maravilloso Elon
La esquina
José Aguilar
Un fiscal bajo sospecha
El balcón
Ignacio Martínez
La semana fantástica
Lo último