Por una mirada, un mundo

He perdido la confianza en los intelectuales, en algunos profesionales mercantilistas y hasta en lo que haré mañana

28 de mayo 2024 - 00:15

Mi mirada se pierde en la inmensidad de tus ojos verdeazulados. Te observo y eres la esencia de la ingenuidad; de la confianza plena que depositaste casi en el mismo momento en el que nos conocimos. No nos juzgamos, de eso en mi caso doy fe. Solo veo vida en ti y desde hace mucho solo vivo el presente que me otorgas generosamente; y de ti “por los hechos los conoceréis” también apuesto que nuestra relación es de esa que solo la muerte las termina.

Tan harta de oír disputas dónde el tema que se trate es baladí, porque lo importante no es el fin, como señalaba Maquiavelo para después desdecirse y validar los medios para alcanzarlo, sino “todo vale” con tal de llevar el ascua a mi sardina. Ruindad, manipulación y eliminación de la reflexión crítica de todos aquellos problemas que por su complejidad necesitan ser estudiados desde todos los ámbitos. La Historia es una ciencia social que siempre está abierta a la aparición de nueva documentación e información que obligatoriamente necesita revisar aquello nuevo surgido tras el primer estudio, si así fuese necesario. Pero esta idea no significa que para ello uno tenga que rehacer los hechos que ocurrieron. Esos están ahí. Sí es cierto que se tendrá que hacer acopio de todo lo que ocurrió y establecer las distintas líneas de investigación sobre el tema. Por eso no es lícito rebuscar entre las frases escritas por, un ejemplo, A. Toynbee, historiador que apenas se cita ya, y que desarrolló un estudio de la Historia de las Civilizaciones definiéndolas como aquellas que se formaron en respuesta a un problema. Para ello le dio mucha importancia a los mitos y a las religiones, pero no por eso fue adalid, como escuchaba y veía hace un par de días en un video que corría por las redes, de señalar como fuerzas invasoras a los “proletarios extranjeros”. En fin, que no me apetece estar escuchando todo el día exabruptos y mala baba contra los que piensan distinto a ti. Vamos, que he perdido la confianza en los intelectuales (¿hay vida por ahí?), en algunos profesionales mercantilistas y hasta en lo que haré mañana.

Hacerse mayor tiene estas cosas, uno acentúa sus defectos, y yo empiezo a estar un poco “jarta”, que dicho en andaluz, con la “h” aspirada, suena muchísimo más hartible, del sonsonete de ser positivo, hacer mucho ejercicio y huir de todo lo procesado, si es del pensamiento mucho más, y casi ninguna hipótesis de trabajo que abra puertas a las soluciones. Por eso, debo reconocerles a ustedes, debo reconocerte a ti, chiquitín, que cada vez me gusta ver más videos de gatos, y no me maúlles que te sigo cantando “érase una vez un planeta triste y oscuro…”.

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