
El sumario
David Fdez. Vega
Un turismo diferente
A paso ligero
Recuerdo perfectamente que uno de los primeros números de teléfono que apunté en mi primera agenda como periodista fue el de Pepe Chamizo. Llevaba apenas unos días en mi primer primer verano de prácticas en Europa Sur (en 2002) y el entonces director, Jorge Bezares, con una gran naturalidad me pidió que le llamase para que valorara alguna información, seguramente de tipo social. Bezares me extendió un post-it con el número y me urgió a cumplir con la tarea para él poder seguir con las suyas. Salí del despacho con una suerte de pequeño tesoro, porque me pareció un auténtico honor y un privilegio, pese a llevar dos días mal contados en la redacción del periódico, poder anotar entre mis contactos al Defensor del Pueblo Andaluz.
No sin algunos nervios propios de las primeras veces, marqué y al poco Chamizo me atendió con su cálida y afable voz al otro lado del teléfono. “Dime, hijo”, respondió al presentarme como miembro “del Europa”. La inquietud por cómo me atendería una persona tan ocupada y con tantos frentes diarios se disipó de inmediato.
Chamizo compareció el pasado miércoles en calidad de detenido ante la Policía Nacional en Sevilla a raíz de una denuncia en su contra por un supuesto delito de agresión sexual. El ex Defensor del Pueblo Andaluz lo atribuye a una “denuncia falsa” formulada por un antiguo miembro de la ONG Sevilla Acoge.
Hay que dejar a la Justicia hacer su trabajo y estoy seguro de que Chamizo sabrá defenderse. No es la primera encerrona a la que se ven sometidos personas que resultan incómodas para el sistema. Si no, que se lo pregunten a Juan Clavero, quien ha vivido un calvario de siete años hasta poder demostrar que 47 gramos de cocaína encontrados en su coche no fueron más que una maniobra para tratar de desacreditarle.
A Chamizo no le ha quedado otra que enfrentarse a la pena del Telediario. Está claro que los medios debemos informar con rigor (y no con runrunes y especulaciones) mientras que él, lejos de ocultarse, aparece en las fotografías saliendo de los juzgados mirando a la cámara.
Puede hacerlo, con la frente bien alta, porque un intachable currículum le avala. En los ochenta también miraba de frente, sin miedo, a los narcotraficantes para liberar a cientos de jóvenes de las garras de la heroína. Y ahora trabaja en favor de los menores migrantes a los que la extrema derecha pretende deshumanizar llamándoles con un vergonzante acrónimo mientras las administraciones los tienen en desamparo. “Confío en que todo se pueda aclarar con la Justicia, pero no confío en la maldad de algunos seres humanos”, relató Chamizo a la salida del Juzgado.
Estoy seguro de que, al igual que Juan Clavero, Chamizo podrá demostrar su inocencia y seguirá mirando a la vida de frente. Ánimos.
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