‘El mundo de ayer’

19 de diciembre 2024 - 03:06

El libro que lleva el título con el que inicio esta columna de hoy debería ser lectura obligatoria para todos los que quieran entender la convulsa historia europea. Stefan Zweig deja un testimonio desgarrador de un mundo que desaparece y que se desintegra a pasos agigantados. La idea central que quería traer a colación hoy es que algunas veces la historia se acelera y mediante profundas sacudidas, algunas veces inesperadas, el mundo se trasforma aceleradamente de tal forma que de un día para otro todos los parámetros conocidos del funcionamiento del orden internacional han cambiado radicalmente.

He leído recientemente que lo que está sucediendo en la actualidad tiene ciertos paralelismos con las transformaciones de los años 30 del pasado siglo que vio venir el auge de los fascismos totalitarios, el debilitamiento de los frágiles sistemas democráticos y el estallido de una guerra global de una magnitud de destrucción desconocida hasta la fecha en la historia de la humanidad.

No estoy muy seguro de compartir totalmente el diagnóstico y que se pueda trazar con claridad paralelismos claros entre los convulsos tiempos actuales y los siniestros años 30 del siglo XX. Pero lo cierto es que hay varios elementos comunes: el continuo debilitamiento de los sistemas democráticos desde dentro y desde fuera de ellos, el auge de populismos identitarios con fuertes contenidos iliberales y nacionalistas y acontecimientos imprevistos que sacuden de forma inesperada el orden establecido.

En este sentido, la UE está atravesando un período especialmente difícil. La Comisión se ha formado escorada peligrosamente hacia la extrema derecha y con los pilares europeístas tradicionales extraordinariamente debilitados. El motor del Consejo, Francia y Alemania, está gripado ante los problemas políticos y económicos que ambos países están atravesando. La injerencia rusa es cada vez más potente y descarada como se ha testimoniado en Rumania, dificultando a través de sus caballos de Troya (especialmente Hungría) el funcionamiento ordinario de las instituciones.

Frente a la crisis de los medios de comunicación tradicionales, las fuerzas antidemocráticas se manejan muy bien en las redes sociales capitalizando los descontentos sociales que provienen de las múltiples crisis que se solapan simultáneamente. Rusia y China saben aprovechar muy bien está oportunidad. La UE está cada vez más sola en un contexto internacional profundamente inestable en el que los países democráticos son cada vez la excepción en vez de la norma y con conflictos bélicos en sus mismas puertas que ejercen una influencia directa hacia el interior de la Unión. La cuestión clave es si las lecciones aprendidas del mundo de ayer nos servirán para prepararnos para el mundo de mañana.

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