Son poco más de las once de la mañana y cae un sol de justicia en los alrededores del barrio de La Caridad, junto al Mercado de abastos. Allí, entre las sombras que nos regalan los toldos de los puestos ambulantes, donde las temperaturas bajan algunos grados, una señora -a la izquierda de la imagen- comprueba la calidad de las "papas" antes de comprarlas. Otra -a la derecha-, con un ligero desenfoque, se le ve con algo de prisa acelerando sus pasos.

En el centro de esta composición robada está José Carlos Torres, con una gorra calada, chaqueta clara con estilo, que con guitarra en mano y amplificador pone cada día la banda sonora a esta torre de babel en la que se convierte la plaza. Sus notas son un oasis entre las voces, gritos y ruidos propios de un zoco. Sus dedos arrancan las notas de Entre dos aguas del maestro Paco de Lucía. Su sonido a través del punteo se elevan como cometa al viento, tirada por un chiquillo entre los oídos de tan multicolor público.

Me paro y a la carrera pero sin prisas, cual "Pedro Navaja", mi dedo presiona el botón de disparo de la cámara y tomo prestado ese momento. Como decía Ansel Adams: “no tomes una foto, la haces” y eso es lo que intento seguir haciendo, fotografías que tengan algo que decir y que al espectador le generen preguntas o dudas, palabras y fotografías en vena, sin filtros, directas. He dicho.