No estamos en el Florida

Vuelve esta columna, Saque de Banda, que vio la luz hace años en Huelva Información y que asoma ahora en Europa Sur, de la mano de Javier Chaparro, igual que antaño. Ha tenido que pasar el tiempo con la luz dentro, como diría Juan Ramón Jiménez, para reaparecer en estas páginas con la misma intención que el primer día: servir opinión en disposición de ser jugada, con el alma del croupier en el casino del mundo que antes fue teatro.

Porque sí, vivimos tiempos de casino, donde sigue ganando la banca y la guerra es un negocio, en este entorno global donde, en la misma capa, lo mismo te endosan un arancel que te venden un kit de supervivencia para 72 horas. Un escenario del miedo que ha subido de nivel, al pasar del parqué de la bolsa al parqué de la vida. Poca broma.

Lo más estable ha dejado de ser el cambio –ese concepto burgués de mejores tiempos pasados que mudaron hace poco–. Ahora lo más estable es el miedo, hecho carne en los Señores del dinero, desde un palco, todos vestidos de negro ceniza, mientras en el escenario bailaban Trump y Musk, cual pareja de cómicos, los más famosos del momento gris decadente que toca transitar. Como diría Unamuno: sería gracioso si no fueran quienes son. Es tiempo de silencio que se escenifica en estrambotes de saltimbanquis, gente feliz en su vacuidad, a quien no le importan los sollozos ajenos. Dúos cómicos hubo en escena desde la noche de los tiempos. A la mayoría los salvó la integridad de parecer lo que eran en realidad. Y si alguno descarrilaba, nos quedaba el recurso, tan tranquilizador como certero, concentrado en una frase: “Son solo cómicos”.

No hay nada más aterrador que un payaso con maldad, porque la máscara nunca sabemos lo que esconde. Los de negro ceniza miran con asombro desde el palco oscuro el espectáculo. Y no estamos en el Florida, sino en Washington.

El miedo es el nuevo Bitcoin y cotiza al alza. El lobo disfrazado de kit de supervivencia para 72 horas. El rico al bunker el pobre al kit pero que nadie olvide que el negocio está en el kitmilonga, como antes lo fueron las milonga-mascarillas. Un payaso malvado es el impulsor del susto antes de que podamos elegir entre truco o trato. Al payaso malo ni agua en botijo español, que trato no haremos y el único truco si saliera, seria hacerlo desaparecer al estilo Coperfield bajo una caja negra y exceso de humo blanco.

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