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Aritmo de rumba, sesenta mil personas cantaron en un concierto de Estopa: ¡Lamine!, ¡Yamal!, ¡cada día te quiero más! A veces, el deporte convierte en referentes de una nación a hijos de inmigrantes, como Lamine o Nico Williams, de la Selección española de fútbol. También ha permitido alguna revancha poética. En 1936, el negro norteamericano Jesse Owens, con cuatro medallas de oro en las Juegos Olímpicos de Berlín, dejó en entredicho la superioridad de la raza aria, para disgusto de Hitler. Fue también notable el malestar de Jean Marie Le Pen cuando Francia ganó el Mundial de fútbol de 1998 con un equipo al que descalificaba por su escasa presencia de blancos.
Le Pen es el precursor de los actuales partidos ultranacionalistas europeos. Fundó en los 70 el Frente Nacional junto a antiguos colaboracionistas nazis. Es un negacionista del holocausto judío, que calificó como una anécdota de la historia. Y su baza principal fue la oposición a los inmigrantes, con buenos resultados en zonas obreras. Le dio un soponcio cuando los bleus ganaron el Campeonato del Mundo. Los nuevos ídolos franceses procedían de Argelia (¡Zidane president!, gritaban en los Campos Elíseos), Guayana, Senegal, Caboverde, Ghana, las Antillas, Armenia, Nueva Caledonia... Algunos de los líderes de la Selección gala de 2024, en particular Mbappé, de origen camerunés, han pedido ahora a los franceses evitar la victoria de los herederos de Le Pen. Una mayoría de partidos y de votantes han hecho un cordón sanitario a Rassemblement National, por considerar que no es un partido como los otros y no respeta los derechos humanos.
Los lepenistas están en el mismo grupo que Vox en el nuevo Parlamento Europeo. Abascal ha roto en cinco gobiernos regionales su coalición con el PP, porque ha aceptado acoger a algunos menores no acompañados de los que han desbordado la capacidad de Canarias. Hay 6.000 en las Islas y necesitarían reubicar a la mitad. Los populares admiten a regañadientes a 347. Vox cosifica a estos menores, llamándoles menas; los criminaliza, acusándoles de múltiples delitos, y se manifiesta en su contra: sin solidaridad, sin grandeza, en el miedo. Pero los hechos y algún acontecimiento deportivo los dejan en ridículo. Hace 16 años, un joven Messi posó con el bebé de una familia en riesgo de exclusión para un calendario solidario. Aquel Lamine, hijo de un marroquí y una ecuatoguineana, y su compañero descendiente de ghaneses son hoy ídolos de toda España; un gran país, solidario, sin miedo.
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