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Zapatero y los dictadores
Diafragma 2.8
Algeciras/A ti, sí a ti, te voy a hablar desde un organo que falta en tu cuerpo, el corazón. Mira, Bretón, perdón, cabrón, es que rima y no te conozco lo suficiente para aumentar el adjetivo que te va al pelo, eres un sinvergüenza que se aprovechó de un fin de semana con sus hijos para darle fin a sus vidas. Si algún día me encontrase con el genio de la lámpara, o en su defecto con un hacedor de sueños, le pediría que al menos cada vez que vayas a las duchas, se te caiga el jabón al suelo, mínimo una media docena y que sientas, respirando en tu cogote al menos tres lanceros Somalíes. Sé de buena tinta que en más de una ocasión una manta ha cubierto tu cuerpo y te han dado una buena somanta de palos, más que merecido. Bien lo sentencia en la Biblia Mateo en el Salmo 5:42: "Al que te pida, dale". Amén. Hay una ley moral no escrita: la familia, los niños y los débiles son sagrados, ¿te enteras? Cómete tu asqueroso libro y no le hagas más daño a la madre de tus hijos.
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