¿Olé u ole?

31 de julio 2024 - 03:06

La palabra olé u ole es una interjección que resume la euforia y alegría, en una palabra. Tiene la misma valía olé que ole, se puede pronunciar correctamente tanto en voz aguda como llana. Las he escuchado en la reciente Eurocopa y espero volver a oírlas en la actual Olimpiada.

Otras interjecciones, tanto propias como impropias, me vienen a la cabeza cuando leo las opiniones de políticos profesionales, de aspirantes a políticos, y sobre todo de la poderosa UEFA, por los cánticos populares de Rodri y Morata. ¡Cuántos aprendices de inquisidores y de eliminadores de la libertad de expresión nos rodean!

Con una chispa de humor intento trasladaros a la víspera de la Inmaculada Concepción, en los jardines municipales, a los pies del monumento de la Patrona, donde voceábamos el “Turí, turí, turí”. A la cabeza del grupo y dirigiendo los cantos estaba Juan Valenzuela, reverendo y arcipreste. Imaginaos a algún aspirante a político denunciándolo a la Curia Eclesial por no guardar las formas, o a las asociaciones feministas por no ser un grito igualitario. Ahora debemos gritar que nos gustan “las/los/les gachís”. Cuanto echo de menos a Juan y cuanta falta nos hace sacerdotes como él tras el altar.

Pero cuando analizo las denuncias contra la euforia de jugadores y de los asistentes en general tengo que usar locuciones interjectivas como: ¡Ahí va! ¡Cielo santo! ¡Madre mía! o ¡Vaya por Dios!, ya que estas denuncias muestran un desconocimiento de la historia en general y del Tratado de Utrecht en particular. Solo expongo este párrafo: “Pero, para evitar cualesquiera abusos y fraudes en la introducción de las mercaderías, quiere el Rey Católico, y supone que así se ha de entender, que la dicha propiedad se ceda a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra”.

Orwell, en 1984, nos muestra como el poder “evaporiza” todo lo que le molesta. Da igual que sean palabras, documentos, hechos históricos o personas. Con estos comentarios se desea reescribir la historia y darle legitimidad a todo lo apropiado desde 1704.

Pero para que un listo engañe hace falta que los otros sean torpes, empezando por los que vivimos a la sombra del Peñón, creando una dinámica de prepotencia por parte de la colonia, y mediocridad o complejo de inferioridad de los que estamos a este lado de la Verja para que no defendamos la verdad.

Gibraltar es español, no es un comentario rancio. Lo que es rancio es continuar el colonialismo y proseguir con una política imperialista de ocupación de las aguas españolas para aumentar un territorio que nos es suyo.

Por ello: “Olé las pelotas de Morata y ole los balones de Rodri”.

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