No los olviden

18 de julio 2023 - 00:15

Hace unas semanas conocí por azar a un joven en una papelería de Algeciras. Quería comprar unos impresos, pero su tarjeta de crédito no funcionaba, por ello, me ofrecí a pagar lo de ambos. Salí rápidamente del establecimiento, llegaba tarde al trabajo, pero su voz lejana me demandaba parar. Así conocí a Mbemba, un chico de Gambia que me agradeció el gesto mientras chapurreamos en inglés: él con acento mandinká, su lengua materna, y yo con andaluz.

Mbemba portaba una carpeta con documentación de distintas asociaciones pro Derechos Humanos, entendí entonces que, posiblemente, lo que le trajo desde su pequeño país del África Occidental era una solicitud de asilo. Gambia es de esos países que con solo ver la silueta sabes que el colonialismo europeo intervino en su creación: un territorio constituido con la forma de un río -del mismo nombre- y rodeado por entero de Senegal, exceptuando una pequeña salida al océano Atlántico.

Hace doscientos años el territorio era una colonia británica que servía para el tráficos de esclavos, hoy es una república independiente, pero enfrenta distintos problemas: restricción de la libertad de prensa, persecución de la homosexualidad, la mutilación genital femenina y por si fuera poco, salpicado por un conflicto bélico senegalés que dura ya más de cuarenta años, en la región de Casamance. El ejército de Senegal “opera” en los márgenes fronterizos, cruzando a territorio gambiano en busca de bases insurgentes, ocurriendo lo peor. Hasta 10.000 refugiados han huido hacia Gambia solo desde 2021.

Según Naciones Unidas, hay unas 110 millones de personas desplazadas a la fuerza en el mundo, el dato más alto del que se tiene constancia hasta la fecha. Es sorprendente que en la era de la globalización, en la que la información está al alcance de un clic y cuando más conflictos hay, vivamos tan ajenos al sufrimiento humano.

Es por esto que he aprovechado este privilegiado espacio para asumir como propia aquella tarea que encomendó la guerrillera angoleña Carlota, que murió luchando por la independencia de su país, a Ryszard Kapuscinski, el historiador reconvertido a periodista: “Asegurate de que no nos olvidan”. En los tiempos que corren, a unos días de unas elecciones, tantísimo dolor no puede pasar inadvertido. No los olviden.

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