Paco de Lucía: autor único

26 de febrero 2025 - 03:04

El año 1958 marca el inicio de la carrera de un genio: Paquito Sánchez, como se anunciaba entonces con solo 11 años de edad, gana el Concurso de Jóvenes Talentos de Radio Algeciras. Poco después realiza sus primeras actuaciones públicas en el Casino Cinema y en el antiguo Cine Mirador, de su ciudad natal. Luego, con su hermano Pepito, monta el revuelo en el Certamen Internacional de Flamenco de Jerez, donde arrasa, y empieza la grabación de discos y los viajes en el Expreso a Madrid, siempre con lágrimas en sus ojos, y el traslado a la calle Ilustración y una vorágine vital y artística que recoge fielmente Juanjo Téllez en las deliciosas biografías que nos ha regalado sobre el hijo de Luzía Gomes y de Antonio Sánchez.

Esa irrepetible precocidad en la brillantez y en la profesionalidad, y también la ausencia de instituciones académicas musicales en esta bendita pero maltratada Algeciras, impidieron que Paco de Lucía pudiera aprender a escribir música o a conocer la teoría de la armonía. Ello se torna irrelevante ante lo majestuoso de su obra, pero a él siempre le causó cierta desazón. La inteligencia y el oído de Paco eran tales, que hasta cuando tenía que interpretar música de otros previamente plasmada en partituras, como el Concierto de Aranjuez, superaba la excelencia.

Ayer se cumplían 11 años de su inesperado fallecimiento en el Hospiten de Playa del Carmen. Y ayer, como si fuera un regalo que con media sonrisa y toda su guasa algecireña, Paco envía desde el infinito –la Justicia ratificó lo que todo ser humano con dos orejas puestas ya sabía–, que el es el único autor de sus obras y que no necesitaba de un espabilado que trabajaba en la Phillips para crear lo que él solo pudo parir con sus dedos llenos de callos, con sus jornadas interminables de formación con su padre, con sus kilómetros de esfuerzo, y sus ausencias y añoranzas, con su cabeza de genio modesto y único.

El largo litigio parece haber concluido y se antoja improbable que prosiga en el Tribunal Supremo, salvo que la cerrazón y el oportunismo hereditario de los Torregrosa les impida ver que ya han hecho bastante el ridículo y suficiente daño a la familia Sánchez. La sentencia de la Audiencia Provincial es intachable y define como digna de alabanza por su profunda fundamentación a la del previo juzgado.

Quizá lo lucrativa que les ha resultado la pantomima de coautor les haya cegado, pero que los herederos del mero escribano sigan con su pretensión es tan absurda como indecente.

Fue un verdadero abuso de confianza que no solo perjudicó los derechos de Paco en lo intelectual y en lo económico, sino también en lo moral, como lo demuestra el daño moral constatado que confirma la sentencia.

Porque Paco de Lucía, con su guitarra y con sus manos, creaba universos sonoros que nadie más podía imaginar. No necesitaba de la ayuda de un transcriptor para inspirarse, del mismo modo que Velázquez no necesitaba que nadie le dijera dónde poner el pincel. Nadie nunca en su sano juicio creyó jamás que Entre dos aguas fuera obra de otro que no fuese el genio de Algeciras.

Pero por si acaso, ahora lo ratifica de nuevo un tribunal. Enhorabuena, Lucía, tu padre te hoy sonríe desde el cielo flamenco, orgulloso de tu incansable lucha más de que se le reconozca nada.

stats