El mundo de ayer
Rafael Castaño
Tener un alma
Tribuna
Actualmente nuestro bienestar y nuestra esperanza de vida, que se ha multiplicado por tres respecto al hombre primitivo, se deben exclusivamente a la ciencia, que se basa en la observación, interrogación, formulación de una hipótesis, experimentación, análisis de datos y verificación. Pero tristemente está aumentando en los países desarrollados el número de personas negacionistas a determinados temas de la ciencia como el cambio climático, la evolución o las vacunas e incluso los hay que piensan que la Tierra es plana (los "terraplanistas"), proliferando las pseudociencias y las fake news.
Del cambio climático actual se conocen ya sus principales causas artificiales y sus posibles consecuencias y soluciones. De hecho, el aumento de la temperatura con el incremento de los gases invernadero está provocando un aumento en la velocidad de las mutaciones, especialmente en microorganismos. Si a ello le sumamos el acelerado deshielo y desaparición del permafrost que está liberando numerosos microorganismos que estaban congelados durante miles o millones de años, es lógico pensar que vendrán nuevas y más numerosas pandemias. Por ello, la urgencia de luchar contra el aumento del efecto invernadero, pero además como dice el científico del CSIC Fernando Valladares, la mejor vacuna contra las pandemias es conservar nuestra biodiversidad, por tres motivos: por control poblacional, por dilución entre las especies y por amortiguación dentro de las especies con gran variabilidad genética. De ahí, la importancia de proteger cualquier zona rica en biodiversidad, para nuestra supervivencia y para las generaciones venideras.
La evolución no es una hipótesis o teoría, es un hecho totalmente contrastado, existen los genes, las mutaciones y la selección natural, eso es evolución; y de las vacunas decir que sin ellas algunas enfermedades no habrían desaparecido (como la viruela) salvando millones de vidas. Algunas pueden resultar de dudosa eficacia pero en caso de pandemias como la actual no deberían ser cuestionadas, salvar vidas y economía debe estar por encima de dichos prejuicios para poder conseguir la famosa inmunidad de
rebaño, más sabiendo que la vacuna de Pfizer es de creación novedosa, basándose en una molécula de ARNm que lleva la información para fabricar una proteína similar a la glicoproteína de la espícula viral o peplómero del Covid, para que nuestro sistema inmunitario cree los anticuerpos específicos para eliminarla y evitar que el virus penetre en la célula y pueda parasitarla.
Tal negacionismo se basan en la ignorancia y en la fe ciega (las religiones en muchas ocasiones ciegan la razón y su vendaje es la fe), las dos principales cadenas de la esclavitud mental y la única manera para poder romper dichas cadenas es a través del conocimiento y la razón. Pero dichos temas negacionistas se tratan en la materia de Biología, y concretamente, la evolución y la genética se comienzan a enseñar a partir de 4ºESO, asignatura que lamentablemente es optativa. El resultado es que aproximadamente la mitad del alumnado nunca verán dichos temas, creando la semilla para futuros negacionistas, de ahí, la necesidad urgente de que dichos conceptos se impartan de manera obligatoria en el sistema educativo. Y como contestaba a una entrevista en un periódico el científico, ya fallecido, Stephen Hawking: "En una sociedad democrática todos tenemos que tener unos conocimientos elementales sobre ciencia, de manera que podamos tomar nuestras propias decisiones con conocimiento de causa".
Tenemos que apostar totalmente por la ciencia, a nivel político y social, pero principalmente con inversión, que en el caso de España debería ser superior al 2% en investigación. En otras palabras, tenemos que romper con la epidemia de ceguera de Saramago que recorre todo el país.
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