La pasta de los héroes

07 de enero 2025 - 03:05

Aveces nos preguntamos de qué estarán hechos algunos seres humanos que han sido verdaderos titanes. Indagar en sus hazañas nos remite a triunfadores en pruebas imposibles, a vencedores en situaciones de extraordinaria dificultad. Hasta hace poco, también nos remitía a un auténtico reguero de sangre y muertos porque, no sé muy bien cómo, pero se identificó el concepto de héroe con el de guerrero que destroza al enemigo. Ambas ideas, héroe y enemigo, han demostrado su utilidad, sobre todo, para sostener causas nacionalistas, patrióticas, bélicas…

Afortunadamente, al menos donde hoy no hay guerra, esta imagen idealizada del héroe ha sido asumida por ases del mundo del deporte. Pocos –obsérvese que hablo todo el tiempo en masculino intencionado– han alcanzado superar la clasificación, que podemos iniciar en campeón, después ídolo y llegar hasta la superior. Uno de ellos, nuestra joya nacional: Rafa Nadal. Todo el país orgulloso, emocionado, al verlo recoger la antorcha olímpica –¡chúpate esa allons enfants!– en la propia capital francesa.

Pero, vamos a la pasta. ¿Cuál es la materia de la que están fabricados estos semidioses? Ya tuvimos noticias un tanto confusas sobre un contrato firmado por Jon Rahm por valor de 500 millones con Arabia Saudita. Algo que ha pasado un tanto desapercibido, cuando el propio Nadal aceptó convertirse en embajador de la federación saudí de tenis, un país en el que el manacorí sólo veía –desde luego no los anuncios de Alain Afflelou– “crecimiento y progreso, mires donde mires”.

Hace unos días hemos comprobado también como tanto el ayuntamiento de Estepona –la costa está enladrillada, quién podrá meter un ladrillo más, el enladrillador que lo consiga, buen enladrillador será–, como la Junta de Andalucía –todo para los ricos– han dado sus respectivos vistos buenos para la construcción de residencias de lujo en un huequito que aún queda libre. Rafa, para este proyecto, cuenta como socio con Abel Matutes, perteneciente a una saga –madrugadores y culturistas del esfuerzo– también de súper héroes que prácticamente son los dueños de Ibiza.

En definitiva, que parece que Rafa lo tiene claro y la pasta de la que está hecho no es de la que promueve planes en los que el respeto al medio ambiente, la ecología, la justicia social, la igualdad de las personas, el desarrollo cultural, el avance científico, la salud o el bienestar de la gente, sean los principios que los guíen. A ver, es libre de hacer con su dinero lo que quiera –¡God save the neoliberalismo!– pero quizá esa catalogación de héroe, de ejemplo para la juventud, de modelo a seguir, de dechado de virtudes, se le esté haciendo bola. Igual la pasta se ha pasado de cochura.

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