La Rayuela
Lola Quero
Nadal ya no es de este tiempo
En esta última semana la palabra perdón resuena por los medios de comunicación. En realidad, si buscamos en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, nos indica que amnistía es “perdón de cierto tipo de delitos, que extingue la responsabilidad de sus autores”. Por ello podríamos decir que en esta legislatura una de las palabras más usada es “perdón”.
Me centro en los dos últimos usos de este vocablo: La no invitación de Felipe VI a la toma de posesión de la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Y los pactos que el Gobierno realiza con Bildu.
Los Borbones, de origen francés, llegaron a España en el siglo XVIII cuando tomó el trono Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, con el nombre de Felipe V. Para más señas fue el 1 de noviembre de 1700. Mucho antes, el 13 de agosto de 1521 fue Hernán Cortés (que no fue solito, sino con la ayuda de muchos pueblos indígenas) cuando sometió Tenochtitlán, capital del Imperio Azteca, iniciando la colonización y el mestizaje. Claudia Sheinbaum tiene razón cuando, acorde a nuestra ética actual, dice que la colonización fue una salvajada; ahora se sigue colonizando, pero con otros andares. Por ello la primera que tendría que buscar el perdón es la propia Sheinbaum porque es hija de ese mestizaje colonialista y después nosotros los españolitos que poco hemos tenido que ver con esa colonización. Por mucho que he buscado en mi árbol genealógico no tengo ningún pariente conquistador. Para los que creen que todo ataque a la corona es acercar la república se equivocan, se unen más a la corona. Como ejemplo, en la actualidad tres hermandades de La Línea están en fase petitoria para ser “Reales”.
Por otro lado, ver a Bildu como protagonista de acuerdos con el Gobierno, con rueda de prensa en el Parlamento, con trajes de chaqueta, es innegablemente positivo. Pero ¿y la petición de perdón? Porque indudablemente ellos son los herederos de ETA y para demostrarlo, sus listas electorales; donde orgullosamente exponen en las mismas a condenados por delitos de terrorismo.
Es bueno no olvidar el pasado para aprender de él, pero debemos dedicarle toda nuestra energía a vivir el presente para crear un futuro mejor.
El perdón en nuestra sociedad actual es mercancía comprable, argumento de negociación comercial y política, chaqueta elegante del buen vestir, argumento de malas homilías en el atril doctrinal. Se usa más que en los recreos escolares por parte de los niños. Las únicas que perdonan de corazón son las madres y sin buscar la “petición de perdón”.
Aunque no estamos en La Estantería, a todos esos políticos les recomiendo el libro Las palabras mágicas de Alfredo Gómez Cerdá. Hago spoiler: son por favor, gracias y perdón.
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