A pesar de Franco

14 de diciembre 2024 - 03:07

La diñó el despreciable dictador del culo blanco porque su mujer lo lavaba con Ariel el 20 de noviembre de 1975 por un sinfín de patologías entre las que se incluyen una cardiopatía isquémica con infarto agudo de miocardio, Parkinson, úlceras digestivas agudas recidivantes con hemorragias masivas internas o shock endotóxico. La diñó reventado por dentro, como reventó él a cientos de miles de españoles, pero tumbado en la cama hospitalaria a los 83 años, lleno de tubitos y vías y atendido por los mejores médicos.

No hay en su muerte derrocamiento épico como sí, por ejemplo, en la de Ceaucescu, ni tampoco escena fraternal de pueblo y Ejército unidos marchando con claveles por el empedrado de Lisboa. Hay, en cambio, llorera impostada de Arias Navarro, homenajes vivísimos y exposición de cadáver emperifollado y embalsamado en el Palacio de Oriente. Muerto el dictador, no empieza, pues, la democracia. Que se lo digan a los trabajadores del barrio de Zaramaga que en 1976 probaron la pólvora de los grises.

Sánchez ha anunciado un centenar de actos para 2025 bajo el nombre de “España en libertad” con los que contrarrestar que cinco pirados fascistas se vayan a Mingorrubio a hacer el saludo romano. En un movimiento político de Fouché de postín, el presidente quiere desviar la atención de la muerte de Franco, pero ha acabado por concentrarla en él. “Poner en valor la gran transformación que en este medio siglo de democracia se ha logrado” es su objetivo, sin embargo, un tipo de rigurosidad de calendario diría que de libertades nada hasta, mínimo, las constituyentes del 77 o la Carta Magna del 78. Concedámosle, en cualquier caso, esta pequeña reescritura histórica que esconde intenciones ocultas, pero reveladoras. Sánchez quiere reivindicar la democracia “a pesar de” y no “gracias a”, y el trasfondo de conveniencia de sus acciones emerge a la luz cuando dice que el año que viene se cumplirán 50 años de la muerte de Franco y no de la coronación de Juan Carlos I, que es, junto con cuatro o cinco más, la imagen viva del resurgimiento de la democracia en España. Pero al Gobierno no le conviene el rey emérito, que de tan importante que fue se creyó también en poder de la inmunidad social, y sí, por explotación de la política de trinchera, Franco.

En el momento en el que la oposición, que por torpeza inexorable lo hará, no vaya a alguno de estos eventos y argumente su ausencia con palabras de parvulario, Sánchez volverá a llenar de “fachosfera” y “muros” su discurso. Cuando sacaron su cuerpo del Valle de los Caídos, el maestro Vicent decía que a Franco habría que exhumarlo del cerebro de los españoles. Cuesta compartirlo porque uno piensa que el desconocimiento del pasado nos lleva una y otra vez a cometer los mismos errores. En el cerebro de este PSOE, en cambio, Franco nunca había sido tan poderoso en los últimos 50 años.

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