El precedente de Jaén

Vía Augusta

03 de enero 2025 - 03:05

El PSOE andaluz celebró ayer con enorme alegría la recuperación de la Alcaldía de Jaén para sus siglas. Pese a que hubo un empate a concejales en el Ayuntamiento de la capital jiennense, lo cierto es que los socialistas fueron los más votados por algo más de trescientos sufragios sobre la candidatura del PP, que obtuvo el bastón de mando porque el grupo al que los electores le dieron la llave de la gobernabilidad, Jaén Merece Más, creyó en junio de 2023 que lo más coherente con su discurso de agravio a la ciudad y a la provincia era pactar con el mismo partido que gobernaba la Junta de Andalucía con mayoría absoluta.

Los pactos con grupos localistas tienen una larga tradición de inestabilidad y el caso de Jaén no era una excepción. Las desconfianzas entre los populares y Jaén Merece Más vienen de lejos y terminaron por cristalizar con una moción de censura, que se votó ayer, y ha devuelto a Julio Millán a la Alcaldía.

Pactar un cambio de gobierno municipal es absolutamente legítimo y un éxito para el socialismo andaluz, que quiere ver en este hito el inicio de una remontada. Pero el caso particular de Jaén sienta un precedente peligroso.

El Ministerio de Hacienda está muy acostumbrado a pactar planes de reestructuración financiera con corporaciones locales de abultada deuda y constante déficit que hacen casi inviable la gestión. Ejemplos hay por decenas de pactos para lograr un saneamiento financiero de un ayuntamiento. La diferencia es que hasta el caso de Jaén esos pactos estaban circunscritos a las relaciones de cooperación entre administraciones. Pero ahora la concesión de unas condiciones financieras que mejoren las arcas jiennenses se vincula a un cambio en la Alcaldía. Poder comprado con el dinero de todos los españoles.

No debería sorprendernos: vivimos en una legislatura inviable que arrancó sólo por una transacción políticamente corrupta de poder a cambio de impunidad penal. Y aunque otras investigaciones por corrupción ahora lo opaquen, es la piedra angular de la vergonzante forma de hacer política del sanchismo. María Jesús Montero la aplica a pequeña escala. Y ya piensa en la Diputación de Cádiz con promesas similares para La Línea de la Concepción. Toda una carta de presentación si se confirma que es la ungida por Sánchez en el apuñalamiento de Juan Espadas, al que no le cotiza ya ni la lealtad ni el vasallaje prestado como líder del socialismo andaluz.

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