
Envío
Rafael Sánchez Saus
Lecturas de días contritos
Las imágenes son claras: patrullas compuestas por miembros de la seguridad nacional buscan por las calles de diferentes ciudades americanas a inmigrantes sin papeles de origen latino. Ellos viven con miedo a ser detenidos, llevan una vida semioculta para evitar ser devueltos a sus países de origen dónde saben lo que les espera. Todo lo provoca un tirano que dice luchar por la gloria de América. Ya sé que no está solo en este empeño, vive rodeado de millones de insensatos que hacen caso a sus locuras, aunque su compañía preferida, el frente radical, lo ocupan los narcisistas súper millonarios que ya mismo nos dirán que creen en la raza pura. Lo peor, nos quedaremos tan tranquilos.
Estos seres humanos buscados por esas patrullas están siendo tratados peor que se trata a los animales, con más sadismo, con más violencia. “Como corderos llevados al matadero” (Is.53,7).
Es cierto que la presión migratoria es muy potente, pero no es menos cierto que a estas personas les impulsan a abandonar sus países muchas razones que tienen algo que ver con la supervivencia, el hambre, la desesperación por encontrar un lugar donde poder sonreír a la existencia. Razones que no parecen suficientes para aquellos que viven cómodamente. Aquellos que solo “los utilizan” como mano de obra más barata. Aquellos que se han beneficiado de sus servicios y ahora creen que ya son muchos. Aquellos que nunca han creído en el derecho a emigrar como un derecho humano reconocido por la carta del mismo nombre.
Y no solo es la crueldad yanqui. El desprecio se va extendiendo por otros países, algunos de ellos con un pasado tan terrible como Alemania y otros estados europeos que comparten también un pasado oscuro. Ahí se inserta el racismo surgido en España que va aumentando cada día, no solo en amplios sectores de la población, sino en las instituciones.
Desde el año 2023 hemos intentado ayudar a una niña marroquí para que viniera a Andalucía a ser estudiada por nuestros médicos. No ha sido posible. La descoordinación interna de dos direcciones generales del SAS han logrado dejarla morir sin saber si era posible encontrar para ella una cura que en su país no encontró. Ella muriendo en Marruecos y yo esperando alguna respuesta que nunca llegó.
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