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Rafael Sánchez Saus
Luz sobre la pandemia
Larevista de Estudios Campogibraltareños Almoraima está considerada el principal órgano de difusión de la cultura del Campo de Gibraltar desde 1988. Nació como publicación de temas diversos por iniciativa de la Mancomunidad de Municipios, con un centenar de páginas y un suplemento literario.
Su número 0 se presentó en Algeciras el 21 de diciembre de 1988, a mediodía. Con diseño de Rafael García Valdivia, escribieron en esa primera entrega personalidades de la talla de José Luis Cano, Luis Alberto del Castillo, Antonio Torremocha, Paco Tornay, Alberto Sanz Trelles, Pepe Riquelme, Cristóbal Delgado, José Antonio Casaus, Adolfo Muñoz Pérez, Alberto González Troyano y los dos Juan Josés, el Téllez y el Silva, entre otras.
Fueron los principales culpables del hecho los citados Valdivia y Téllez, junto a los pintores Pepe Barroso y Pepe Guerra.
Si a este reparto suman a quienes la ilustraron, como Vázquez de Sola, Juan Gómez Macías, Verónica Hernández, Barroso, Juan José López Pomares y Mario Ocaña, comprobarán que el proyecto cultural nacía con el mejor de los patronazgos. Pepe Carracao era el presidente de la Mancomunidad y permitió de buen grado que todo ello se perpetrara debidamente.
Al rato, en 1991, nació el Instituto de Estudios Campogibraltareños. Era ésta otra pieza que la mente perversa de García Valdivia ideó para que una comarca española excéntrica —por lo de rara y alejada del centro— dejara de identificarse con “…el páramo cultural que era aquel Campo de Gibraltar…”. La certera frase es del gran Pepe Regueira, un gallego que se contagió de Andalucía en Jimena de la Frontera.
La revista apareció grapada hasta 1989 y, desde entonces, fresada. El número 5, de abril de 1991, recogió por primera vez las actas de una de las tradicionales jornadas de estudios del IECG, entonces de Historia, dedicadas al profesor Michel Ponsich y celebradas en octubre anterior en la Villa Smith de Algeciras. Para entonces, se habían incorporado al proyecto nombres como el del padre Martín Bueno, Pepe Chamizo o Javier Criado. La revista ya superaba largamente las 200 páginas. Siguió siendo esencialmente la misma a lo largo de los años, si bien cambió el diseño de portada en 1993, 2002 y 2005. En 2019, con el volumen 50, se adoptó una profunda renovación en diseño, formato y organización. La modernización comportó cambio de papel, implantación del color y retorno a los orígenes, pasando del carácter monográfico mantenido durante muchos años al multidisciplinar que la caracterizó desde el número 0 al 4.
Acaba de publicar el 61, de precioso aspecto e interesante contenido. Parece que aquel viejo proyecto tiene cuerda para rato.
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