Andar y contar
Alejandro Tobalina
Rutina
La romería marítima de la Virgen de la Palma congregó a más de 20.000 personas en la playa de El Rinconcillo el pasado jueves, amén de numerosas embarcaciones. La Sociedad Deportiva El Mero de nuevo volvió a organizar de manera magnífica la fiesta, tan especial para los algecireños y vistosa para los foráneos.
El Rinconcillo es parte muy importante en el día a día, en la historia y en el corazón de nuestra ciudad; y no solo su playa, sino también su barriada, donde viven muchísimas familias más allá del verano. De hecho es de los pocos sitios de Algeciras que mantiene una continuada construcción y reforma de viviendas.
Pero el valor que le da la población a este paraíso urbano nunca ha parecido ser entendido por los distintos ayuntamientos. Es cierto que, aunque con mucho retraso, se ha ejecutado a paso de tortuga una importante obra de mejora en el acceso principal. Pero la inversión no puede quedar ahí. Hace falta una mejora en los acerados y pavimento de muchas calles, en las redes de abastecimiento y en el alumbrado público.
Igualmente se ha de tener especial atención en ser menos permisivos con la presencia de solares descuidados, en aras de una mejora estética, para terminar de poner en valor esta bellísima parte de la ciudad que ha crecido de manera un tanto desordenada. Es más, no puede temblar la mano en proceder con actuaciones serias y de calado para evitar la ocupación ilegal de suelos cercanos al río Palmones, afectos al dominio público hidráulico y a zonas verdes. Tales superficies fueron objeto de apropiación por algunos listos, que parcelaron y vendieron a trozos y sin ser suyas robándoles a los algecireños lo que podía ser un espectacular parque marítimo-fluvial.
Más jardines, zonas peatonales y de ocio infantil se tornan imprescindibles al haberse puesto el foco todos estos años en la construcción de viviendas (un tanto caótica) pero no en la necesaria urbanización y modernización del entorno ante el aumento poblacional.
En definitiva, un verdadero plan integral que haga más humana y más bonita si cabe esta zona de Algeciras. Quien no sepa verlo es que ha ido poco por allí.
Y, por supuesto, sin que nos podamos conformar en la debida y urgente regeneración de la playa que plantea el Ministerio para la Transición Ecológica. Que no se olviden tales altas instancias de lo que se le debe a Algeciras, que entregó su frente litoral al sistema portuario y con ello parte de su esencia. Proteger esta playa de manera efectiva es lo mínimo y cuantas menos medallas mejor.
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