En tránsito
Eduardo Jordá
Parteaguas
La RAE nos corta la risa en WhatsApp, y si uno tiene por costumbre serle fiel a las indicaciones del sereno de la Lengua, no podrá troncharse en la correspondencia virtual como lo hace en la vida real: de manera descontrolada. La ley es la ley, y por recordatorio supremo tendremos que aceptar que escribir “ja, ja, ja, ja” querrá decir que te estás descojonando y no que lo que ha puesto tu amigo X en el grupo de Pishas y Bros no te ha hecho ni puta gracia.
Cuando la RAE aceptó el uso de iros Pérez Reverte justificó la decisión en una frase que resume muy bien la esencia misma de la Academia: “La RAE es notaria de como hablamos, no Policía”. Y en otra: “Nadie decía idos”. Pues bien, nadie se ríe a hipazo limpio, pardiez, y los jajajás necesitan de dinamismo y continuidad para que con su reproducción puedan cumplir su función. Por ejemplo: es incorrecto escribir “jaj”, por lo que un mujerón, si gusta de respetar la ortografía, no podrá ya mandar a tomar por culo a un pelmazo autosobrestimado y jocosillo sin decirle que se vaya a tomar por culo. Otro: ponerle comas a 18 jajajás escritos en mayúscula es un crimen de lesa humanidad. Quien lo probó lo sabe, como Lope. Y quien lo probó, sabe lo que se siente cuando una risa incontrolable baja por tus brazos como una corriente eléctrica que activa tus dedos y los hace teclear la j y la a como un pájaro carpintero picotea un árbol.
Sicarios de la RAE, como los llamó Gistau cuando le quitaron en un primer momento la tilde a sólo, ¡decidnos! ¡Decidnos cómo vamos a reírnos ahora en WhatsApp sin parecer Terminator! ¡Decidnos cómo revertir una interpretación de los jajajás edificada a base de años y en contra de quienes osaban mancillar nuestra lengua con el infame xD! ¡¿Acaso un maratoniano puede correr como debe en un asfalto lleno de baches y piedras?! ¡Pues eso es en este caso la coma! ¡Un pedrusco enorme en la pista lisa, suave y eterna de la risa incontenida! ¿Notaria de como hablamos? ¡Más os valdría notarizar la carcajada!
Es momento, el actual, de ebullición de la inteligencia artificial. La espontaneidad en la risa digital era prácticamente lo único que podía separarnos de un ChatGPT que ya te da consejos hasta de cómo ligar con la chica que te gusta como si fuese tu camarada. Al final, acabaremos todos utilizando los malditos emoticonos o algo peor: convertidos en Lana, tu asistente virtual, ¿en qué puedo ayudarte?
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