El mundo de ayer
Rafael Castaño
Tener un alma
Las dos orillas
Celebramos el pasado viernes la festividad de San Joaquín y Santa Ana, patronos de los abuelos, por haberlos sido ellos de Jesucristo. Pero también se pudo celebrar el Día de los Políticos. Fíjense que están presentando a Kamala Harris como si fuera una chavala, porque sólo tendrá 60 años cumplidos el día de las votaciones. Y, de paso, se vuelven a recordar los 81 años de Joe Biden, cuando lo importante no es su edad, sino su estado, que no parece el más presentable. Nonagenarios hay que están más en forma que Biden. La chavala Kamala competirá contra Donald Trump, que ha cumplido 78 años, y ha pasado de ser el galán de la película a ser el viejo cascarrabias.
Los septuagenarios gobiernan los principales países. No sólo EEUU. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, tiene 71 años, la misma edad que el presidente de China, Xi Jinping. En vez de residencias para mayores, deberían construir geriátricos para políticos en activo. En vez de jubilar a los 67 años, deberían pedir a los pensionistas que se presenten a las elecciones.
Nadie lee De senectute, el tratado sobre la vejez que escribió Marco Tulio Cicerón. El libro es duro. Más aún si hay que traducirlo del latín, como se hacía cuando los viejos de ahora eran unos chavalitos. Después convirtieron el latín en una lengua muerta. Libros como éste no ayudaban, pues no es igual leer a Cicerón que a Megan Maxwell.
En este libro, Catón el Viejo aporta consejos a Escipión Emiliano y Cayo Lelio, que tienen nombres de futbolistas sudamericanos, pero eran dos jóvenes romanos. Entre otras sentencias (los romanos sentenciaban mucho), les dice Catón: “la vejez es honorable a condición de que se defienda a sí misma, mantenga sus derechos, no se haga sierva de nadie, conserve hasta el último aliento el dominio sobre los suyos”.
En España, nuestros políticos también cumplen años. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, cumplirá pronto 63. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene 52 años, y la vicepresidenta Yolanda Díaz cumplió 53. A la edad de ambos, hay personas cobrando el subsidio para mayores de 52 años. Y a esa edad se prejubilaban con los ERE de la Junta, en los tiempos de Chaves y Griñán, y no sólo los que trabajaban en esas empresas, sino algunos familiares y amigotes que pasaban por allí y no tenían nada que ver. O sea que no todos eran víctimas de un complot. El problema es que aquí la gente se quiere prejubilar pronto, excepto los que deberían estar ya prejubilados.
No desesperen, paciencia, que la senectud también se cura con el tiempo.
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