Gafas de cerca
Tacho Rufino
Nuestro maravilloso Elon
Septiembreretira calor y devuelve las nubes al mar, y a la orilla, las algas. Septiembre es el hogar, en la tarde que llueve. De un Sol que es más leve y lunas más largas. Septiembre devuelve al niño a la escuela. Septiembre calienta café y devuelve también a la calle el ruido…” Así era como el poeta gaditano Juan Carlos Aragón, en el metraje del pasodoble que sacara el año de Los Peregrinos, creó una de las mejores metáforas cantadas de lo que representa en el imaginario colectivo la llegada del noveno mes del año.
Y es que septiembre siempre tuvo ese sabor amargo del último bocado, una especie de nostalgia consentida que llega de forma periódica.
Aún estando agosto pegando sus últimas bocanadas, ya estamos de reojo mirándolo, notando cómo se acerca su presencia. Estás ahí, pero nuestra mente ya juega con el gris de los días por venir. Puede que incluso la anhelemos, porque ¿quién no necesita bañarse un poco en el mar de los recuerdos recientes, de los días largos y noches aún más largas? Esa mirada introspectiva, cuando las pulsaciones bajan y el proyector de la memoria empieza a reflejar en la pared del consciente todo lo vivido mientras el sol se esconde y suena una de Ludovico Einaudi.
Al igual que en esta tribuna le dimos la bienvenida al verano con ese retrato costumbrista y cotidiano de los días cuando se alargan, adelantamos el óbito del mismo. Un sepelio con el silencio de las playas desprovistas del ajetreo que las tuvo presas durante dos meses. Un bonus de calma para esos amantes empedernidos de la arena, con un silencio roto por la rutina que se va haciendo presente y manifiesta por el estrés de unas calles que se van llenando de la vida que perdieron bajo la luz de un día que se atenúa a pasos agigantados.
La cabalgata fúnebre del estío sería como la cabalgata de las valquirias de Wagner, pero en sentido decreciente, soltando la mano de un verano que se escapa entre los dedos para dejarnos un legado que se queda con nosotros: las risas y buenos momentos.
Y, como en toda película de saga que se precie, tenemos una escena post créditos anunciando que volverá.
Tribunus plebis.
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