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Rafael Sánchez Saus
Luz sobre la pandemia
El obispo de Cádiz-Ceuta, monseñor Zornoza, acaba de cumplir los 75 años y, por tanto, debe presentar la renuncia según marca la norma eclesiástica. El procedimiento suele llevar largo tiempo y quizás quiera dejar un bonito legado a sus feligreses del Sur. Y me explico.
Dicen los entendidos, señor obispo, que la soledad y el aislamiento se encuentran entre los principales problemas que aquejan a nuestros mayores, un auténtico problema de salud pública, que, además, está poco atendido por las administraciones sanitarias y sociales con competencias.
Las discapacidades físicas que suelen ir apareciendo con el paso de los años son desencadenantes del sentimiento de soledad entre las personas mayores, especialmente si viven solas o se sienten solas. Los estudios científicos certifican que no sólo la mala salud influye en esa percepción de vida solitaria no deseada, sino que, también a la inversa, el sentimiento de soledad suele ser percibido como una experiencia negativa que comporta graves consecuencias en la salud de los mayores.
Las condiciones sociales actuales incrementan el número de personas que se encuentran solas de forma involuntaria. Esto genera sufrimiento, trastornos psicológicos (ansiedad y depresión) y deterioro cognitivo (la falta de estimulación social y mental contribuye a la disminución de la memoria y las habilidades cognitivas) en los mayores, lo que, a su vez, repercute en la presión sobre los sistemas sanitarios.
Es clave desarrollar acciones que reduzcan esta situación y prevengan sus efectos negativos.
Los centros de día públicos para mayores son eficientes instrumentos para esta función, donde los adultos de la tercera edad encuentran espacios de relación social y entretenimiento para su tiempo libre. No hay ninguno en Algeciras, pero sí en grandes ciudades, como Sevilla. Los datos dicen que, en Algeciras, con 150.000 habitantes (entre los del censo y la población flotante) hay 37.000 mayores de 65 años.
La parroquia de La Piñera, secundada por todas las asociaciones de vecinos de la zona sur, tienen un plan: que se construya un centro de estancia diurna en el antiguo polideportivo parroquial, que está en desuso desde hace 20 años y es propiedad del Obispado.
Es tan buena idea que el alcalde de la ciudad se ha manifestado favorable al proyecto en diversas ocasiones y de manera pública, habiendo mostrado igualmente su interés la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad. Para empezar, sólo falta, señor obispo, la cesión del terreno a la Junta de Andalucía.
Todo un gesto evangélico, sin esperar a permutas ni otros arreglos, porque muchos de los ancianos de estos barrios siguen viviendo, y muriendo, en soledad.
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