Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Todo lo que era sagrado
El balcón
Hemos asistido esta semana a un diálogo institucional de besugos en la Conferencia de presidentes y en el Debate sobre el estado de la comunidad. Dos espectáculos retóricos para la galería. En Santander, Sánchez no ha aclarado el cupo catalán, cómo afecta a los demás territorios, ha dado largas a la financiación autonómica y aplazado la quita de la deuda. Moreno fue allí con propuestas en materia de vivienda, inmigración y sanidad.
El debate en el Parlamento andaluz no desgastó al presidente. Juega con ventaja; los demás tenían media hora y él, tiempo a discreción. Los otros tienen equipos reducidos y él dispone de toda la administración. Fueron enternecedoras sus primeras palabras, pidiendo a la oposición serenidad, respeto, moderación y tolerancia. En corto, podría haber dicho “no me hagan a mí, lo que mi partido y yo mismo hacemos a Sánchez a diario”.
A veces el exceso de confianza traiciona a Juan Manuel Moreno. Acusó a Inmaculada Nieto (IU) de dogmática, mientras él se definía sin ataduras ideológicas. Nieto le replicó que “lo público se achica, la cobertura social para la gente desfavorecida se empequeñece y las empresas, cuanto más grandes son, más facilidades tienen”. Y eso es ideología. El hombre que ha convertido en dogma las bajadas masivas de impuestos, no cree en los dogmas. Pero Moreno es un hombre de fe; cree en San Telmo Televisión. En las últimas dos semanas ha ocupado muchas horas en la televisión pública bajo su mando. Se ha apropiado del día de la bandera, presidido la Magna sevillana y hablado en el debate más que todos los demás juntos. Y ha convertido Canal Sur en el estado mayor de su aparato de propaganda.
“Hasta en la sopa”, es la frase espontánea del periodista de una tele local de Sevilla cuando le llegaba la señal de la RTVA de la procesión Magna, con la entrevista al inevitable Moreno Bonilla. Nieto se lo afeó con sarcasmo: “Que el Unicaja gana la Liga ACB; parece que usted tira los triples. Que un equipo de fútbol andaluz asciende; parece que saca los córneres. Viene la procesión Magna y en proporción sale usted más tiempo en Canal Sur que la Esperanza Macarena. Presidente, ese publirreportaje en bucle es un empacho que ya cansa…”.
Espadas le afeó también su vanidad: “parece que entre Adán y Eva y usted en Andalucía no hubo nada, por lo que todo lo que cuenta es histórico”. La respuesta de Moreno estuvo bien: “Yo no me comparo con Adán y Eva, me comparo con el Partido Socialista de treinta y siete años gobernando en Andalucía”. Este abuso de la televisión pública no es nuevo, ya pasaba con el PSOE; no ha habido cambio en la materia. Tampoco es nuevo que se deriven fondos para la sanidad privada concertada, por la incapacidad de la pública para atender la demanda.
Moreno ha pedido en Santander más plazas MIR y homologación de títulos extracomunitarios, dentro del diálogo de besugos en el que nadie escucha a nadie. Todo es márquetin.
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