Submarinos en Gibraltar

06 de febrero 2025 - 03:05

Repasando documentación antigua me he topado con un antiguo artículo que publiqué en el diario El País en marzo de 2006 en relación con la presencia de submarinos de propulsión nuclear en Gibraltar, denunciando el riesgo que suponían tanto para la población de la Bahía como para el medio ambiente en el área del Estrecho. Casi veinte años después, vuelvo a dedicar mi columna al mismo tema porque desafortunadamente nada ha cambiado desde entonces y la presencia de submarinos con propulsión nuclear es continúa en la base militar de Gibraltar. Afortunadamente, en este largo período de casi veinte años en el que según Ecologistas en Acción han pasado en torno a 100 visitas de submarinos nucleares por los muelles gibraltareños, no se ha producido un siniestro grave, pero el riesgo permanece en cuanto que es inherente a la tecnología nuclear y nada asegura que no se produzca en el futuro.

El pasado domingo llegaba a Gibraltar el submarino HMS Anson, uno de los más avanzados de la Royal Navy. Apenas unos días antes, un submarino nuclear, esta vez americano, el USS Indiana, abandonaba el puerto gibraltareño después de varias reparaciones urgentes en una avería de la que no se ha informado. Parece evidente que, tanto para el Reino Unido como para los Estados Unidos, la base de Gibraltar desempeña un papel clave en su proyección militar naval debido a la posición geoestratégica clave de la Roca en el estrecho de Gibraltar. No obstante, su situación en el arco de una bahía semicerrada donde habitan cerca de trescientas mil personas y contigua al territorio español careciendo de mecanismos de coordinación y de información creíbles hacen que la presencia de estos submarinos sea un riesgo que debe ser absolutamente inaceptable para España.

El Reino Unido debe ser consciente de que cada visita de un submarino de propulsión nuclear a Gibraltar, ya sea británico o americano, es un gesto marcadamente hostil hacia un país aliado. Lo que es sorprendente es la actitud de la diplomacia española. Damos por hecho la extraordinaria debilidad de la política exterior española y su irrelevancia en la defensa de los intereses generales del Estado, pero es clamoroso el silencio absoluto ante esas visitas y el riesgo que representan para la población campogibraltareña. Es absolutamente inadmisible que las protestas recaigan una vez más en la sociedad civil, fundamentalmente en los grupos ecologistas, ante la falta de respuestas contundentes de nuestro Gobierno. En el marco de negociaciones abiertas sobre el estatuto europeo de Gibraltar, el Gobierno español dispone de palancas negociadoras más potentes que en otro contexto en la defensa de sus intereses. Ningún buque de propulsión nuclear debería entrar en la compartida bahía de Algeciras/Gibraltar.

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