Alberto Pérez De Vargas

El teniente coronel Molina

CAMPO CHICO

28 de marzo 2010 - 01:00

EN uno de los suplementos dominicales del diario El País de hoy se publica un trabajo periodístico de investigación firmado por Jesús Duva, que gira alrededor de un personaje de por aquí cuya personalidad, oficio y circunstancias le añaden una especial notoriedad. El servicio secreto de su Graciosa Majestad británica no se detiene ante una banalidad y hace poco se han desclasificado algunos documentos en los que se presta una minuciosa atención a Ignacio Molina Pérez, o Pérez de Vargas su verdadero apellido materno aunque como otros miembros de su extensa familia no lo usara, probablemente por comodidad o acaso por ser el segundo. Aun siendo en este caso un apellido de largo recorrido y autenticidad, y densa y extensa solera, que sitúa sus orígenes nada menos que en la conquista de Sevilla y en la persona del capitán general Garci de Vargas que recibió la compostura onomástica de Garci Pérez de Vargas por concesión real otorgada a propósito de la recuperación, a costa de la morería, de la capital andaluza.

Blas Infante, primo carnal de Ignacio Molina, también era un Pérez de Vargas que a pesar de la devoción que profesaba a su madre Ginesa, "la abuela Ginesa" de Villa Alegría, a haberse formado bajo la protección de su abuelo materno, Ignacio, alcalde por muchos años de Casares, y hacer colocar en la casa, hoy museo, de Coria del Río, el escudo de armas de los Pérez de Vargas, fue permitiendo que su segundo apellido trascendiera incompleto.

Jesús Duva es un periodista, redactor jefe de El País, de largo alcance, muy avezado en asuntos duros y hasta peligrosos, riguroso y fiable. Al ser profesor del Master de Periodismo que el conocido diario imparte con la cobertura universitaria de la Universidad Autónoma de Madrid, la investigación realizada sobre el mal definido de esta guisa espía Ignacio Molina ha sido planteada a los propios alumnos del Master. Unos y otros dieron conmigo, así que de algún modo me he visto involucrado en el proceso.

Yo conocí bien a mi tío, era un militar. También era un buen hombre que salvó a mucha gente de represalias infundadas y crueles, que ayudó a no pocos judíos a llegar a Gibraltar y que cumplió con su deber de recibir, acatar y cumplir órdenes. Le recuerdo con mucho respeto y cariño. Está enterrado en Algeciras y nació en Casares. Era más joven que su primo Blas y mayor que su primo Ignacio, mi padre. No pudo salvar al primero a pesar de su empeño y fue siempre muy próximo y entrañable para el segundo. Me alegro de que los británicos le engañaran con ese doble perfecto de Montgomery, porque ello contribuyó a una buena causa. Una bendición para la humanidad entera: el triunfo en Normandía del desembarco aliado.

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