
Confabulario
Manuel Gregorio González
O tra vez el wolframio
Confabulario
La Comisión Europea presentó ayer un plan para reducir su dependencia en materias primas críticas. Materias que conciernen tanto a la industria eléctrica como a la defensa, y cuyo objeto es obtener una mayor autosuficiencia respecto de China, principalmente. Por otro lado, dicho plan lo acomete la Comisión bajo el rubro de Prosperidad y Estrategia Industrial, lo cual dificulta un poco la disyuntiva entre armamento o gasto social que hoy aflige a una parte de nuestra política. Sin una industria independiente, también en defensa, la prosperidad acaso no sea más que un vago ente quimérico. En fin, entre los elementos a extraer de suelo europeo: litio, níquel, cobalto..., se encuentra también el wolframio, cuya importancia industrial y bélica ya la conocimos en España, cuando los días de la II Guerra Mundial.
En palabras del embajador alemán de 1943, Dieckhoff, al ministro de Industria y Comercio en aquel entonces, Demetrio Carceller, “para nosotros el wolframio es prácticamente lo que la sangre para el hombre”. Aquello que en los 40 se conoció como “la batalla del wolframio” la puede estudiar el lector curioso en la obra del mismo nombre del historiador español Joan Maria Thomàs. En tal ocasión, se trataba de impedir que España vendiera dicho mineral, imprescindible para la fabricación de armamento, a la Alemania del Eje. Con este objetivo, el gabinete Roosvelt propició la venta de petróleo americano al régimen franquista, comprando además, reservas de wolframio en detrimento de la industria alemana. Hoy, como el lector ya sabe, la posición tanto de España como de EEUU resultan algo distintas. Pero el wolframio, a lo que se ve, sirva para idénticos fines defensivos. Según ha declarado el vicepresidente ejecutivo de la Comisión para Prosperidad y Estrategia Industrial, señor Séjourné, España ocupará un lugar destacado en tal estrategia, y en concreto, las regiones de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha.
El asunto, como se observa con facilidad, es una cuestión de conservación y disponibilidad de recursos. No otra cosa parecía pensar el señor Putin al invadir Ucrania. Y este es también el motivo último de la enemistad sobrevenida entre el señor Trump y los groelandeses. Entre las mejoras que promete el señor Séjourné, está el adelgazamiento de algunos trámites burocráticos en beneficio de la autosuficiencia. Don Mariano José de Larra, que el lunes cumplió doscientos dieciséis añazos (Vuelva usted mañana), perecería de envidia con estos logros y audacias del covachuelismo europeo.
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