Una visión a otro tiempo

Un cortado

Una visión a otro tiempo.
Una visión a otro tiempo.

Cuando uno sale a caminar sin el teléfono redescubre el significado de pasear, algo que muchos habíamos olvidado por ese malsano vicio de la movildependencia (nomofobia). El caso es que marchaba por el Paseo de Ribera, inspirando el olor a salitre, escuchando el revoloteo de las pavanas y sintiendo el rebufo de los patinetes, ensimismado en mis pensamientos, cuando de pronto miré a mi derecha y vi aparecer la torre del campanario de la iglesia de Nuestra Señora de La Palma, orgullosa entre esas moles de hormigón que delimitan la fachada urbana de la avenida Virgen del Carmen.

Por un momento tuve como un flashback extraño y me transporté a esas estampas en blanco y negro de una Algeciras pasada, a esas crónicas e historias regaladas tan a menudo por Antonio Torremocha, Manuel Tapia Ledesma y otros tantos guardianes del patrimonio histórico de la ciudad, sin pasar por alto a dos pilares como el Instituto de Estudios Campogibratareños y AEPA.

Por un instante creí estar en esa Algeciras pretérita resurgida de las dos Villas que vivía más cerca del mar y en torno a su río (ahora enterrado), con un coqueto Paseo Marítimo desde el que se podía observar la grandeza de La Palma y la Plaza Alta en toda su extensión, al igual que lo hacían los pasajeros que arribaban en barco, antes de que las fechorías y la modernidad capasen una de las vistas privilegiadas de una ciudad que, para bien o para mal, creció y se amoldó a ese gigante insaciable llamado Puerto que devora metros cuadrados a la Bahía.

La visión del campanario completo se puede volver a disfrutar al nivel del mar desde que se redujo a escombros el cuerpo del parking Escalinata, ese pleito que también ha pasado a la pila de gestiones nefastas de los gobernantes municipales del siglo XXI. La pena es que no se pueda contemplar también la Plaza Alta como en su día sucedía con el obelisco o la columna, antes de la llegada de la actual fuente. Un bloque de pisos lleva décadas ejerciendo de pantalla.

Seguramente habrá que esperar algunos años más para ver en qué se convierte el proyecto que tratará de recrear la antigua Escalinata con zonas verdes en ese espacio de primera línea huérfano. El resultado final probablemente se parezca en poco al diseño 3D que nos suelen vender para cada nueva construcción. Ya sabemos todos los autóctonos que las grandes escalares al aire libre no funcionan muy bien en esta ciudad.

Y ya que estamos con el tema de las construcciones, permítanme una reflexión que se me viene a la cabeza: ¿Cuándo dejaron las ciudades de levantar edificios, plazas o monumentos que perduren y marquen la diferencia? ¿En qué momento aceptamos hormigón y más hormigón? ¿Por qué dimos por perdida nuestra Algeciras?

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