Voto no emitido

Tribuna de Opinión

Escaños vacíos en el Congreso de los Diputados.
Escaños vacíos en el Congreso de los Diputados. / Eduardo Parra / E. Press

20 de agosto 2024 - 22:34

La Constitución recoge en sus artículos 68.1 y 69.2, respectivamente, que los diputados y senadores son elegidos por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto en los términos que establezca la ley orgánica. Si se votara correctamente no habría votos nulos. Pero hay personas graciosas que se esconden en el anonimato del voto secreto para escribir tonterías o hacer tachaduras en las papeletas y lo que consiguen es que su voto pase a formar parte del saco de los votos nulos. Hay quienes no tienen claro lo que quieren votar, pero quieren ejercer su derecho y votan en blanco, a modo de ni sí ni no, ni todo lo contrario. Es discutible que el voto blanco se los apropie la opción más votada, sea en elecciones o en referéndums. Y hay quienes no acuden a votar por las razones que tengan por conveniente y son “abstencionistas”, que por mucho que se pretenda interpretar como voto de castigo o de indiferencia, quien no vota, no vota. No es cierto que quien calla otorga: quien calla nada dice. Por tanto, quien no vota, no vota, y en mi opinión carece de derecho a reclamar o a protestar.

En cualquier caso, la Ley 40/2015 de Régimen Jurídico del Sector Público señala en su artículo 19 (Régimen de los órganos colegiados de la Administración General del Estado y de las Entidades de Derecho Público vinculadas o dependientes de ella) que “no podrán abstenerse en las votaciones quienes por su cualidad de autoridades o personal al servicio de las Administraciones Públicas, tengan la condición de miembros natos de órganos colegiados, en virtud del cargo que desempeñan”. O sea, o se vota sí o se vota no, punto. Por lo que podemos decir que no siempre la abstención es una postura admisible legalmente hablando.

Claro que, como exponente de la máxima libertad individual en los países verdaderamente democráticos (España lo es), mal que les pese a prófugos y populistas, no se sanciona a quien no vota ni se le priva de derecho alguno, simplemente no vota.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte observamos que nuestros próceres en el Congreso de los Diputados, Senado, Cámaras autonómicas y corporaciones locales, cuando votan a viva voz dicen "sí, no o abstención", como si la abstención fuera un voto más y se creen que han votado. Curiosamente nadie dice “voto en blanco”. Ya puestos a colorear el voto, se debería admitir el voto rosa, rojo, azul, amarillo, verde, morado… o negro.

Ahora, con ocasión de la reciente investidura de Salvador Illa como Presidente de la Generalidad de Cataluña (perdón, debo decir President de la Generalitat de Catalunya), hemos descubierto que a la clasificación de votos (a favor, en contra, voto delegado, voto telemático, en blanco, nulo, abstención…) hay que añadir uno nuevo: voto no emitido. Seguimos para bingo.

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