Tesorillo, una segregación por sus vecinos

Editorial

Es el momento de demostrar la utilidad del paso dado y de anteponer los intereses de los ciudadanos a cualquier otro

03 de octubre 2018 - 01:30

La aprobación ayer por parte del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía de la creación de ocho nuevos ayuntamientos por segregación de sus términos municipales matrices va en contra del espíritu y principales objetivos de la vigente Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración, aprobada en 2013, durante la etapa de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, y cuya fundamental intención era poner un mayor orden en el panorama excesivamente fragmentado de los pueblos y ciudades españolas. La Junta de Andalucía, por su parte, argumenta que el no conceder el estatus municipal a las que hasta ahora eran Entidades Locales Autónomas (San Martín del Tesorillo, El Palmar de Troya, Fuente Carreteros, La Guijarrosa, Fornes, Torrenueva Costa, Tharsis y La Zarza-Perrunal) hubiese podido suponer una "retroactividad indebida", ya que todos estas nuevas localidades habían iniciado sus procesos de segregación antes de la aprobación de la referida ley estatal. Esta es la opinión del Gobierno autonómico, pero lo cierto es que no se ha tenido en cuenta la opinión del Consejo Consultivo de Andalucía -cuyos informes son preceptivos, pero no vinculantes- que se manifestó claramente en contra de estas separaciones, ya que estimó que podrían contravenir la ley estatal de 2013, pues ninguna de las ocho nuevas localidades cuenta con una población superior a los 5.000 habitantes.

Pero más allá de la cuestión jurídica, hay que preguntarse qué aporta la creación de estos nuevos municipios y, más en concreto, del Ayuntamiento de San Martín del Tesorillo tras más de dos décadas de reivindicaciones de sus vecinos y representantes políticos. Las administraciones están obligadas a prestar sus servicios desde la racionalidad política y económica y ese es el objetivo que deberán perseguir los gestores de la ya extinta ELA, sin propiciar una duplicidad administrativa y procurando que la próximidad a los tesorilleros sirva para resolver sus problemas cotidianos y atender sus demandas, no para aumentar los costes, la burocracia y la fragmentación territorial. El camino hasta lograr la segregación ha sido largo y tortuoso, pero es ahora cuando llega el momento de demostrar su utilidad en el día a día y de anteponer los intereses de los ciudadanos a cualquier otro.

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