La extrema derecha revoluciona la UE

Las elecciones celebradas ayer suponen, por encima de cualquier otra consideración, un terremoto de consecuencias imprevisibles en el seno de la Unión Europea. El crecimiento de la extrema derecha en la práctica mayoría de los países, algunos de los del núcleo duro como Francia y Alemania, cambia el mapa político y mete a la UE en una nueva época en la que muchos aspectos políticos, económicos y sociales que hasta ahora se daban por realidades indiscutibles tendrán que ser sometidos a revisión. Aun así, el triunfo en el conjunto de la Unión de las fuerzas que conforman el Partido Popular Europeo supone un elemento de estabilidad y Ursula von der Leyen tiene muchas posibilidades de seguir al frente de la Comisión. Por lo que respecta a los resultados en España, el PP de Alberto Núñez Feijóo gana con claridad, pero se vuelve a poner de relieve el error de haber planteado estos comicios como un plebiscito sobre la continuidad y el rechazo social a Pedro Sánchez. La victoria del PP es, en este sentido, claramente insuficiente y el PSOE, que partía con expectativas muy bajas, no sólo logra salvar los muebles, sino que obtiene un resultado que se puede considerar más que aceptable. También en España se produce un avance de la extrema derecha, pero en una dimensión mucho más baja que en otros países. El avance de Vox no tiene nada que ver con el vuelco que se ha producido en Francia con el triunfo de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen o el segundo puesto de Alternativa para Alemania. Como ha ocurrido en otras ocasiones, las peculiaridades de estas elecciones han hecho que llegue al Parlamento de Estrasburgo una formación radical y estrambótica de extrema derecha, Se Acabó la Fiesta, que ha restado apoyos a la formación de Santiago Abascal. Cabe destacar también el importante triunfo obtenido por el PP en Andalucía. Por primera vez el partido de Juanma Moreno gana unas europeas en la región y lo hace con contundencia.