La tribuna
El poder de la cancelación
El acuerdo entre PP y La Línea 100x100 ha dejado un olor a cuerno quemado en el PSOE, donde consideran que Juan Franco ha roto sin argumentos confesables la buena sintonía que durante el pasado mandato municipal unió a los socialistas y a los linenses. Resultado: las presidencias de la Diputación Provincial y de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar volverán a manos de los populares. En esta última, la decisión dependerá exclusivamente de José Ignacio Landaluce, quien tendrá que elegir de entre sus concejales al futuro responsable de la institución comarcal.
Apunten para ese puesto a un nombre cuyo eco recorría ayer los pasillos de la casa grande de Algeciras: Susana Pérez Custodio, una de las concejalas con más autoridad y voz propia en el entorno del alcalde. Desde su creación en 1984, la Mancomunidad tan solo ha conocido a presidentes, salvando el paréntesis de cuatro años (2007-2011) en que dicha responsabilidad fue desempeñada por la socialista Isabel Beneroso. El hecho de que las alcaldías de los ocho municipios de la comarca sean ejercidas desde ayer (de nuevo) por ocho hombres, anima a pensar que el alcalde algecireño contribuirá a romper el techo de cristal y que pondrá a una mujer en la Mancomunidad.
Landaluce guarda silencio por el momento, aunque en su caso no es aplicable el refrán de quien calla otorga: no solo se trata a corto plazo de decidir el mando de la Mancomunidad, sino de reestructurar buena parte de su equipo de gobierno (ahora tiene tres concejales más que en 2019) y de empezar a preparar también a largo, quién sabe, su propio relevo político como líder de los populares algecireños y alcalde, una posibilidad planteada con naturalidad por el propio regidor en varias ocasiones. Dentro de cuatro años habrá cumplido los 68.
Ruiz Boix ha tenido menos de un año para saborear la Presidencia de la Diputación de Cádiz, cargo al que llegó el 1 de julio de 2022 tras desbancar a la también socialista Irene García, primero como secretaria provincial de los socialistas y luego en la institución provincial. El alcalde de San Roque se juega todo a una carta el 23 de julio como número tres del PSOE por Cádiz en la lista al Congreso de los Diputados. La política nacional, las alfombras rojas desplegadas bajo sus pies en la Cámara Baja son su Arcadia deseada, un sueño dorado. Su partido logró en 2019 justo tres escaños por la provincia, lo que le sitúa al borde de lograr el acta de diputado.
Los resultados en la provincia de las elecciones municipales le han dejado tocado, no solo porque las tres principales ciudades están ahora en manos del PP (además de retroceder en Algeciras, ha perdido Jerez y Cádiz ha pasado de Adelante Andalucía a los populares) sino también porque los alcaldes que ha logrado el PSOE no son precisamente de su misma cuerda: Chiclana, Rota, San Fernando, Grazalema…
Para las estructuras de los grandes partidos, el Campo de Gibraltar sigue siendo un territorio ajeno, casi inhóspito, cuyo peso electoral (205.000 potenciales votantes, en el global del millón que suma el total del censo electoral de la provincia de Cádiz) es tan escaso que casi no les merece la pena hacer esfuerzos extraordinarios. Ahí están el tren, la ausencia de medidas prácticas ante un Brexit que se aventura duro y la N-340 sin desdoblar desde Algeciras a Vejer. Ni Pedro Sánchez, ni Núñez Feijóo, ni Juanma Moreno, ni Juan Espadas hicieron acto de presencia en la campaña de las pasadas elecciones municipales para pedirnos el voto en este córner peninsular. Para las elecciones del 23-J, aparte de Landaluce, que repetirá como candidato al Senado por los populares, y de Ruiz Boix, no hay nada más que rascar.
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