La tribuna
Inteligencia, algoritmos y emociones
La tribuna
“¡intelijencia, dame el nombre exacto de las cosas!” Juan Ramón Jiménez
LA nueva revolución que puede suponer la Inteligencia Artificial tiene a la Humanidad en vilo. ¿Seremos capaces de ponerla al servicio del progreso y bienestar humanos, o podría esclavizarnos? El 73% de la población mundial dispone en la actualidad de un móvil y el 66% tiene acceso a internet. El traductor de Google fue creado en 2006 y actualmente maneja ya 250 idiomas y se trabaja para llegar a 1.000 idiomas. Traduce 150.000 millones de palabras al día. En 2023 Google controlaba el 91,5% del mercado global de búsquedas. “Gran parte de la IA procede del intento de entender mejor a las personas y el modo en que nos expresamos. El desarrollo de la IA tiene que ser ético y responsable”. Lo dice Matt Brittin, Presidente de Google para Europa, Oriente Medio y África.
George Orwell escribió en 1984: “Las redes de información totalitaria suelen apoyarse en el doble discurso”. La invasión rusa de Ucrania es la mayor guerra en Europa desde 1945, pero se la define como una “operación militar especial”, y calificarla de guerra puede acarrear en Rusia hasta tres años de prisión y multas de hasta 50.000 rublos. Leo el último libro Nexus, una breve historia de las redes de información, de Yuval Noah Harari. ¿Qué ocurriría –se pregunta Harari– si el chatbot de los ingenieros de Microsoft o Facebook, empezara a proferir insultos racistas? Las ventajas de las democracias es que gozan de un margen de maniobra mucho mayor al tratar con esos algoritmos fuera de control. Los bots disidentes suponen un reto mayor para los regímenes totalitarios, que no admiten las críticas. Harari nos dice: “un algoritmo no consciente es capaz de acumular poder y de manipular a la gente aunque carezca de instintos humanos como la codicia o el egoísmo”. Ya en 1955, John McCarthy hablaba de algoritmos capaces de hacer cosas que hacen las personas. La IA se basa en la acumulación de grandes cantidades de datos, o algoritmos, conjunto de reglas o instrucciones que guían el análisis y la toma de decisiones. Harari advierte: “La IA podría facilitar la implantación de sistemas de vigilancia total por parte de los regímenes totalitarios, lo que haría casi imposible cualquier forma de resistencia”. Reciente asistí a una conferencia de Miguel Toro, Doctor Ingeniero Industrial y Catedrático de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Sevilla. Toro nos habló de las ventajas de la IA en medicina. La IA trata de copiar el funcionamiento de las redes neuronales del cerebro humano. Necesitamos controlar a la IA, con fines benefactores para la Humanidad, dijo Miguel Toro, pero ahí están las redes sociales con la proliferación de falsas noticias que pueden alimentar a los neopopulismos e influir en los ciudadanos a la hora de decidir su voto, como ha ocurrido en las recientes elecciones en EEUU, en las que Trump ha salido elegido tras una campaña de mentiras, falsas noticias y negacionismo sobre el Cambio Climático. Volvemos a recordar a Orwell y al personaje del Gran Hermano controlador. Y vemos la figura inquietante y peligrosa del magnate Elon Musk, dueño de X (antes Twitter), en los mítines detrás de Donald Trump.
Emoción significa “alteración afectiva intensa que acompaña o sigue inmediatamente a la experiencia de un suceso feliz o desgraciado que significa un cambio profundo en la vida sentimental”. En 1990, los psicólogos Peter Salovey y John Mayer ya hablaron de inteligencia emocional, pero fue Daniel Goleman quien en 1995 publicó un libro Inteligencia emocional que despertó el interés: “La inteligencia emocional es una mezcla de habilidades mentales, como asertividad, autoestima, independencia y optimismo, e incluso estados anímicos como la felicidad o habilidades complejas como el liderazgo”.
José Antonio Marina nos dice: “Una persona muy inteligente puede usar su inteligencia estúpidamente”. Pienso en algunos jueces. El ex magistrado y ex fiscal, José Antonio Martín Pallín ha declarado en Infolibre: “Estamos ante un golpe de Estado judicial permanente”. Para el magistrado, la estrategia de la oposición viene a ser una cacería: “La pieza a cazar es el Presidente del Gobierno”. Y pone ejemplos, el juez Peinado que investiga a la esposa del Presidente, Begoña Gómez; los registros al Fiscal General del Estado, la persecución al hermano del Presidente, o el juez Eloy Velasco que tachó al gobierno de ilegitimo y denigró a la ex ministra de Podemos: “nos quiere explicar el consentimiento y mil cosas más que nunca aprenderá Irene Montero desde su cajero de Mercadona”, denostando al mismo tiempo a todas las cajeras de supermercados. Si falta lo emocional, los algoritmos pueden ser más inteligentes que algunas personas. Harari concluye: “Hemos convocado a una inteligencia inorgánica ajena que puede escapar de nuestro control y poner en peligro no solo a nuestra especie, sino a otros incontables seres vivos”. ¿Inteligencia, algoritmos, emociones? ¡ Feliz Navidad y felices fiestas!
También te puede interesar
La tribuna
Inteligencia, algoritmos y emociones
La tribuna
El móvil del notario
La tribuna
El ‘derby’ Barcelona-Madrid
La tribuna
Los derechos de todos los vulnerables
Lo último
Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Sevilla, su Magna y el ‘after’
Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (2): mercado de trabajo
El parqué
Retroceso del Íbex