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Puede que tuviera decidido su nombramiento antes de elegirle para que le diera la réplica a Feijóo, en el debate de la fallida de investidura del líder del PP, o que fuese su contundente intervención en ese momento crucial la que acabó por abrir los ojos al presidente para designarle titular del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible. No en vano dicen las crónicas que el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez es un equipo de alto perfil político, compuesto por personas listas para afrontar una legislatura que estará marcada por las continuas negociaciones entre los ocho partidos que apoyan al Ejecutivo. Como muestra, el ministro se ha apuntado su primer tanto al lograr el pasado jueves, en menos de 24 horas, la desconvocatoria de la huelga en Renfe prevista para el viernes y que se iba a prolongar cuatro días más.
Al contrario de lo ocurrido con la mayoría de sus antecesores, hay indicios para pensar que el Campo de Gibraltar puede tener en Óscar Puente a un aliado a la hora de reclamar el desarrollo de sus infraestructuras, especialmente en materia de ferrocarriles. Hace tres años, siendo alcalde de Valladolid, el hoy ministro suscribió su adhesión a la iniciativa del Ramal Central de los Corredores Mediterráneo y Atlántico, incluidos en la Red Transeuropea de Transportes (TEN-T), un lobby impulsado desde la punta del sur peninsular por los hermanos Landaluce (José Ignacio, alcalde de Algeciras, y Gerardo, (presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras) a modo de réplica ante la plataforma Quiero (medio) Corredor, promovido por la patronales levantinas para reclamar el ramal costero del Corredor Mediterráneo.
El documento en defensa del Ramal Central, suscrito el 27 de noviembre de 2020 -en coincidencia con el aniversario de la inauguración de la red ferroviaria Algeciras-Bobadilla en 1892- subrayaba que el objetivo de los firmantes es que “nuestros vecinos, de que nuestras empresas, ya sean pequeñas, medianas o grandes, tengan la oportunidad de competir en las mismas condiciones que las de otros lugares, aprovechando para ello todo el potencial de los nodos logísticos y los puertos que se distribuyen por los corredores de norte a sur”.
Era esa referencia expresa a “las mismas condiciones que las de otros lugares” la que ponía precisamente el acento en la ausencia en España del S.XXI de un desarrollo armónico de las infraestructuras del transporte; no ha habido un solo Gobierno (ya fuera del PSOE o del PP) que en los últimos 30 años no haya tenido que pagar el peaje nacionalista en forma de inversiones para mantenerse en el poder. ¿Cómo se explica si no que el Campo de Gibraltar, con el primer puerto de España por tráfico de mercancías y contenedores, tenga una única conexión ferroviaria de una sola vía desde el S.XIX?
El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible ha tenido un claro perfil levantino desde 2018, cuando Pedro Sánchez nombró ministro a su entonces mano derecha, el valenciano José Luis Ábalos, que fue relevado en 2021 por la gavanense Raquel Sánchez. Hasta ahora. El Gobierno cuenta ahora con los mismos peajes -es más, los ha incrementado de forma notable- pero Puente tiene en su mano la posibilidad de cambiar el rumbo, de unir las tierras sureñas con las del norte mediante un ferrocarril eficiente cuyo primer jalón es la Algeciras-Bobadilla. A ese objetivo se le suma uno complementario: la vertebración de la España vaciada -la del norte de Andalucía, Extremadura y las dos Castillas- que con las mejoras ferroviarias se beneficiarían de forma notable de las inversiones que el ferrocarril siempre irradia a su paso.
El rapapolvo público que el pasado miércoles echó al Ejecutivo español la coordinadora del Corredor Mediterráneo, Iveta Radičová, por los retrasos en las obras de la Algeciras-Bobadilla puso el acento en la cuestión. "Debe estar lo antes posible. No podemos perder tiempo", abroncó la eslovaca por el estado de la conexión, doble prioridad desde 2013 por ser la cabecera sur de los corredores Mediterráneo y Atlántico.
Radičová visitó una vez más Algeciras para asistir a la jornada de los Grupos de Trabajo de Transporte Intermodal de tres de los nueve corredores comunitarios. Fue una pena que a la cita no asistiera el secretario de Estado de Infraestructuras, Xabier Flores, pese a que su presencia figuraba en el programa, y que tampoco se escuchasen las reflexiones al respecto del coordinador del Corredor Mediterráneo, Josep Vicent Boira, que sí estuvo, pero que optó por mantener silencio en la comparecencia conjunta de los ponentes ante los periodistas. Ojalá que el ministro haya tomado nota de todo.
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