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En el lóbulo temporal del cerebro se ha descubierto un nuevo tipo de neuronas de memoria que vinculan la percepción de los rostros con la memoria a largo plazo, lo que explica cómo el cerebro guarda la cara de los seres queridos, según un estudio que publica Science. Así, tendríamos una neurona especial para nuestra madre, otra para nuestro padre, para nuestra abuela, etc. Una hipótesis que no era más que un intento de comprender la complejidad de nuestro cerebro y el proceso por el que nuestra memoria combina sus recuerdos con la información que recibimos de nuestros sentidos en el momento presente.
Desde los años 60, los científicos llevan buscando esta clase de células cerebrales que explique el destello visceral de reconocimiento que sentimos cuando vemos un rostro muy familiar, como el de las abuelas. El nuevo estudio, encabezado por investigadores de la Universidad Rockefeller (EE. UU), ha demostrado la existencia de un conjunto de neuronas que serían similares a la de la abuela, pero, en lugar de trabajar de forma individual, parecen hacerlo de manera colectiva.
El equipo de científicos, de la Universidad Rockefeller, usó imágenes de resonancia magnética funcional para estudiar las regiones temporales del cerebro de dos monos Rhesus y registró las señales eléctricas de las neuronas mientras se mostraba a los macacos imágenes de rostros de tres tipos distintos: familiares, que habían visto en persona, desconocidos, y que habían visto tan solo de forma virtual.
Los resultados revelaron también que las células respondían con más fuerza a los rostros de conocidos en persona, mucho más que a las caras que solo habían visto a través de pantallas. "Esto puede indicar la importancia de conocer a alguien en persona", explica la neurocientífica Sofia Landi, primera autora del artículo. "Dada la tendencia actual a la virtualización de las relaciones, es importante tener en cuenta que los rostros que hemos visto en una pantalla pueden no evocar la misma actividad neuronal que los rostros que conocemos en persona".
Esta es la primera evidencia de unas células cerebrales híbridas, que se comportan como células sensoriales, con respuestas fiables y rápidas a los estímulos visuales, y que son capaces de vincular la percepción de las caras con la memoria. ''En un rincón oscuro y poco estudiado del cerebro, hemos encontrado lo más parecido a una neurona abuela: células capaces de vincular la percepción de las caras con la memoria", explican los investigadores.
Asimismo, actúan como células de memoria que solo responden a estímulos que el cerebro ha visto antes –en este caso, individuos conocidos– reflejando un cambio en el cerebro como resultado de encuentros anteriores.
Winrich Freiwald, profesor de neurociencias y comportamiento en la Universidad Rockefeller, señala que este descubrimiento podría servir en el campo de la investigación para futuros tratamientos o implicaciones clínicas de otros trastornos y enfermedades. "Este descubrimiento es el primer ladrillo para diseñar estrategias que permiten ayudarlos en el futuro”. Estos resultados podrían usarse para tratar, por ejemplo, a personas con prosopagnosia, o ceguera facial, que en el peor de los casos ni siquiera pueden reconocer a sus familiares cercanos y suelen sufrir episodios de depresión.
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