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Cepsa descarta el fondo de barril y apuesta por el hidrógeno verde y los biocombustibles

San Roque

La compañía destaca el futuro de sus instalaciones en el Campo de Gibraltar y Huelva como productoras de energía sostenible

El consejero delegado de Cepsa, Maarten Wetselaar, durante la presentación de la Estrategia 2030.
Raquel Montenegro

30 de marzo 2022 - 13:24

Madrid/El nuevo plan estratégico de Cepsa confirma la apuesta de la compañía por la producción de hidrógeno verde como futuro para su planta de San Roque y el descarte del que durante años fue su proyecto estrella, el fondo de barril. El futuro de Cepsa en Andalucía pasa por la energía limpia, H2 y biocombustibles, con el objetivo de convertirse en un actor principal en España y Europa gracias a una inversión global de entre 7.000 y 8.000 millones de euros en esta década.

El consejero delegado de Cepsa, Maarten Wetselaar, ha sido el encargado de presentar el cambio de rumbo de la compañía reflejado en la Estrategia 2030. El grupo afronta el imprescindible proceso de descarbonización desde una doble perspectiva: la reducción de su propio impacto y el desarrollo de soluciones para que sus clientes (industriales, del transporte y consumidores) logren disminuir el suyo. "Las moléculas verdes son esenciales para la descarbonización de sectores complejos, como el transporte pesado, la aviación o el tráfico marítimo, y Cepsa tiene una ventaja competitiva gracias a sus muchos años de experiencia en la producción y manejo de esta fuente de energía", ha explicado Wetselaar. Y ahí va a enfocarse la compañía en los próximos años.

Cepsa aspira a liderar en 2030 la producción de hidrógeno verde en la Península Ibérica, con una capacidad de producción equivalente de 2 gigavatios (GW). En ese objetivo jugarán un papel clave sus refinerías de Campo de Gibraltar y Huelva, "muy bien posicionadas para convertirse en infraestructuras de energía sostenible en el futuro, para producir esa energía que venderemos a nuestros clientes". Las ventajas son claras: un amplio parque solar para suministrar la energía al proceso de producción del hidrógeno verde, en el que el 75% del coste es de potencia eléctrica. Una red fuerte de clientes en ambos polos industriales, ya que el 40% del hidrógeno de España se consume en Andalucía. Y el Estrecho de Gibraltar, punto clave en el tráfico marítimo en el que se necesitará H2 verde, metano verde y otras soluciones.

Infografía de la nueva orientación del negocio de energía de Cepsa

"Estamos mejor posicionados que en ningún sitio de Europa", ha asegurado el consejero delegado, que también apunta al otro lado del Estrecho como un punto clave. "Andalucía y el norte de África son un buen sitio para fabricar, de ahí se puede transportar a España y de España a Europa. Estamos muy bien situados para ser un actor mundial". Cepsa quiere convertir sus energy parks en la puerta de Europa para el hidrógeno verde.

Wetselaar no ha concretado durante la presentación cuáles serán los proyectos a desarrollar en cada una de las plantas de Andalucía. No obstante, Cepsa ya está trabajando con Endesa en un proyecto de hidrógeno verde para que sus refinerías y petroquímicas de Campo de Gibraltar y Huelva sustituyan el consumo de gas natural por esta energía. Y en la documentación difundida por la empresa se visualiza la construcción de una instalación de hidrógeno renovable y la planta de energía solar correspondiente en el parque de Palos de la Frontera. También la apuesta por los combustibles sostenibles de aviación (SAF) y el HVO o aceite vegetal hidrotratado.

En este contexto, el esperado proyecto de fondo de barril, destinado a producir destilados medios bajos en azufre de mayor calidad, queda completamente descartado. "Creemos que ya no es un proyecto apto para que continuemos. Las refinerías van a ser relevantes durante un tiempo todavía, pero la inversión se destinará a biocombustibles e hidrógeno", ha explicado.

Con una inversión prevista de 1.000 millones de euros, este supondría la creación de 2.000 empleos directos en la construcción. Tras largos años de accidentada tramitación y varias denuncias de organizaciones ecologistas, el proyecto quedó paralizado y ahora se confirma su descarte.

En cuanto a su propia transición energética, Cepsa prevé reducir en un 55% sus emisiones de CO2 para 2030 y aspira a alcanzar cero emisiones netas en 2050 e ir más allá, contribuyendo positivamente. Para ello, la compañía implementará tecnologías basadas en la inteligencia artificial y analítica avanzada para optimizar sus procesos y reducir el impacto ambiental de la actividad de sus centros industriales, como el de San Roque.

La división química tendrá a partir de ahora "más autonomía". Cepsa había iniciado un proceso de venta de su negocio químico, en el que es líder mundial en la producción de LAB (se fabrica en San Roque) y segundo en fenol (en Huelva). El consejero delegado no ha aclarado cuál será el futuro de la química. "Estamos considerando las opciones estratégicas", ha explicado, "lo anunciaremos cuándo haya concluido el proceso".

Mientras tanto, la división seguirá avanzando en el desarrollo de nuevos productos químicos a partir de materias primas renovables y recicladas. El objetivo es que un 30% de sus ventas en 2026 proceda de productos bajos en carbono.

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