La guerra en el Guadiaro (1936)
LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (LXX)
La Guerra Civil enfrentó guardias civiles contra guardias civiles. Es el caso de los combates en el entorno del Guadiaro en el verano de 1936 y la muerte del teniente Valeriano Silva
San Roque/Además de distinguirse el cabo de la Guardia Civil Manuel Gómez Rueda en los combates que se libraron el 6 de agosto de 1936 en la zona del Guadiaro, hubo más miembros del benemérito Instituto que destacaron en sucesivas acciones.
Así, tal y como consta en la documentación original citada por el capitán Juan Antonio Ramos Hitos, sobresale la actuación del cabo Fermín Jiménez Pelegrín, perteneciente también a la Comandancia de Málaga. Su segundo apellido realmente era Peregrina, y al igual que el cabo Gómez, también estaba destinado en la capital malagueña.
Tras el frustrado intento de ocupar la localidad de San Roque en la mañana del 27 de julio, las fuerzas gubernamentales se habían retirado casi en desbandada hasta la línea del Guadiaro. Los sublevados, con las unidades de regulares indígenas al frente realizaron tan sólo una corta explotación del éxito, pues no disponían de efectivos ni medios suficientes para progresar y sostener el esfuerzo. Además había ya en el lugar un indeterminado pero importante número de adversarios desplegados en una zona que no conocían.
Precisamente para suplir dicha carencia, guardias civiles destinados en San Roque, La Línea de la Concepción y Jimena de la Frontera, prestarían servicio de guía sobre el terreno de las tropas africanas. Al librarse combates en el Guadiaro se producirían bajas de miembros de la Benemérita por ambos bandos. La Guerra Civil enfrentó guardias civiles contra guardias civiles.
Una de las acciones más destacadas acaeció el 13 de agosto en la Loma de Guadiaro. El cabo Fermín Jiménez se encontraba al frente de dos ametralladoras con las que habían sido dotadas todas las Comandancias de la Guardia Civil tras los sucesos revolucionarios de octubre de 1934.
Tal y como figura en el parte de hechos, suscrito por el brigada Francisco Torrubia Mateos, nombrado jefe de la Comandancia de Málaga, “sobre las 7 horas comenzó de la zona rebelde un nutrido tiroteo de ametralladoras y fusilería, por lo que el citado Cabo emplazó la máquina a su cargo en un reducto construido al efecto la noche anterior, colocando al personal en sus puestos y contestando al fuego, viendo que el enemigo tenía establecida una línea de combate de 1.500 a 2.000 metros desde la desembocadura del río hasta la loma que domina el puente de la carretera en tres escalones”.
El informe siguió relatando lo sucedido: “El enemigo rebelde tenía establecidas seis ametralladoras y a retaguardia varios morteros que batían las alturas de San Enrique de Guadiaro e iniciaba un movimiento envolvente, por lo que el Cabo Fermín ordenaba sin cesar la variación de tiro para batir el centro y los flancos. A la acción de las ametralladoras del Cuerpo se sumó la del ejército popular que se encasquilló al momento. Ante la proximidad, a unos 50 metros del numeroso enemigo, se ordenó la retirada que fue protegida por la máquina del Cuerpo y fusiles …”.
Precisamente ese 13 de agosto y en esa misma zona resultaría herido grave el teniente de la Guardia Civil Valeriano Silva Franco, jefe de la línea (sección) de La Línea de la Concepción, de la que dependía entre otros el puesto sanroqueño de Campamento. Según consta en su hoja de servicios el hecho sucedió “en la mañana del 13 de agosto y hallándose operando la columna que al mando del comandante de Regulares Enrique García de la Herrán, sobre el río Guadiaro y Tesorillo, en la que iba como práctico del terreno”. Falleció doce días más tarde en el hospital civil de La Línea, a donde había sido evacuado. Fueron baja también otros dos regulares indígenas.
Por parte gubernamental esa misma fecha, el informe de la Benemérita republicana daría cuenta del fallecimiento en acción bélica de otro guardia civil más, así como de dos heridos, pertenecientes todos ellos a la Comandancia de Málaga: “Al iniciarse la retirada fue herido en el pecho el Guardia segundo Antonio Rueda Rodríguez, el que fue transportado hasta Guadiaro donde falleció teniendo que abandonar su cadáver, asimismo resultó herido en el brazo izquierdo el Guardia segundo Francisco Ruiz León y lesionado por caída el de la misma clase José López Gil.”
Finalmente se concluía que “la fuerza actuó en el encuentro con gran valor, elevadísimo espíritu, serenidad y pericia que no sólo contribuyó a castigar muy considerablemente al enemigo, originándole muchas bajas vistas, sino también a que en la precipitada retirada de las irregulares milicias no se produjesen sensibles pérdidas como así lo ha participado el Capitán Jefe de la columna a la que pertenecía nuestra fuerza de la que ha hecho los mejores encomios y la prensa ha recogido el caso que ha enaltecido con toda clase de elogios”.
El guardia 2º Rueda sería ascendido de forma póstuma al empleo inmediato, junto a otros 154 componentes más pertenecientes a diversas comandancias, en una orden suscrita el 5 de marzo de 1937 por el subsecretario del ministerio de la Gobernación, Carlos Rubiera Rodríguez. Todo ello, “en atención a las circunstancias que concurren en el personal del Instituto de la Guardia Nacional Republicana que ha resultado muerto en combates sostenidos en los diferentes frentes de operaciones durante la campaña actual, o como consecuencia de heridas adquiridas en la lucha”.
Respecto al cabo Fermín Jiménez, y en la misma resolución ministerial que el cabo Manuel Gómez, “de acuerdo con la Comisión de Ascensos del Comité Central de la Guardia Nacional Republicana”, le sería conferido el empleo de sargento el 23 de octubre de 1936. Finalizada la contienda se le aplicaría la Ley de 9 de febrero de 1939, sobre Responsabilidades Políticas. Habría que esperar hasta el 10 de febrero de 1945, para que se resolviese, siendo Alejandro Moner Sánchez, presidente de la Audiencia Provincial y del Tribunal de Responsabilidades Políticas de Málaga, el archivo del expediente núm. 792/1940 que se le venía instruyendo. Consecuente con dicha resolución, publicada en el BOE núm. 254, de 11 de septiembre siguiente, el propio interesado o sus herederos en su caso, recobraban “la libre disposición de sus bienes quedando sin más requisitos levantados cuantos embargos y medidas precautorias se hubieren llevado a efecto en los mismos.
Sobre el guardia 2º Francisco Ruiz, que había resultado herido, en otra orden ministerial de 22 de octubre de 1936, además de ser citado previamente en orden de su unidad como “muy distinguido”, fue ascendido al empleo de cabo. El resto de guardias 2º de la Comandancia de Málaga que fueron igualmente citados como muy distinguidos por los combates librados en la zona del Guadiaro el mentado 13 de agosto, eran Antonio Reyes Perea, Leoncio Hernández Alberca, Manuel Jurado Centurión, Rafael Cañete García, Joaquín Rodríguez León, Francisco Bélmez Carrasco, José Rueda Rodríguez, Francisco Guerrero Molina, José García Sanz, Mateo Sánchez Román y Cristóbal Lara Gómez.
Tras la toma de la ciudad de Málaga el 8 de febrero de 1937, serían detenidos y fusilados días después como guardias 2º Antonio Reyes y Francisco Guerrero, ya que los ascensos obtenidos con posterioridad al 18 de julio anterior, como consecuencia de resoluciones del gobierno de la República, no serían reconocidos por los sublevados.
(Continuará)
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