Miguel Poveda, el mejor y más generoso flamenco en la bienal de San Roque

La sorpresa memorable fue escuchar juntos al cantaor galardonado y a la sanroqueña Paqui Lara

Miguel Poveda y la sanroqueña Paqui Lara, juntos en el escenario del teatro Juan Luis Galiardo
Miguel Poveda y la sanroqueña Paqui Lara, juntos en el escenario del teatro Juan Luis Galiardo / ERASMO FENOY

San Roque/La cita con Miguel Poveda en el teatro Juan Luis Galiardo estaba muy señalada en el calendario. Todo respondió a la expectativa en la gran noche de la V Bienal dedicada a Canela, organizada por el Ayuntamiento de San Roque. Como dijo en la presentación Manuel Curao, curtido y justamente respetado y apreciado hombre del flamenco, “es más fácil entrar en la Universidad de Harvard que entrar en las entrañas del flamenco sin ojana”. Poveda lo consiguió hace tiempo.

Arrancó con una deblá para luego cantar por seguiriya cabal de Silverio Franconetti, acompañado al toque por Jesús Guerrero. El barcelonés, afincando desde hace años en Estepona (Málaga), actuó con su grupo de mayor confianza, con Carlos Grilo a las palmas, el Londro al cante y a las palmas, y Paquito González a la percusión, además de Guerrero. Con todos entonó una caña.

“Hace muchos años, una cantaora de esta ciudad llegó al barrio de Artigas, que está cerca del de San Roque, el de Badalona. Todo ocurre por algo”, dijo el cantaor para mostrar su agradecimiento, al tiempo que elogiaba a Canela. Siguió por tientos, rematados con tangos de Pastora Pavón, Niña de los Peines, quejío y compás como pocos lo hacen con estos dos condimentos esenciales del flamenco. Por la senda festera entonó canciones por bulerías con la melodía de “anda jaleo, jaleo”.

“Cuando mi madre veía en la tele a Chiquetete decía: eso es un hombre. Yo empezaba a cantar y acudí a la peña flamenca de Badalona, a ver a una cantaora, Paqui Lara, con Quino Román a la guitarra. Cómo me gustó ese concierto, y la tertulia flamenca me pasó la grabación. Cómo me gustó y me abrió un universo increíble. Todo el mundo hablaba del Caracol y de otros, y yo solo hablaba de Paqui Lara. Ella me hizo cantaor, y cada vez que la escucho me remueve todos los cimientos”.

Así relató Miguel Poveda su primer contacto con el flamenco más puro, y de tal manera ambos, sobre el escenario, rindieron homenaje a Canela, con soleá por bulerías. Fue uno de los momentos sublimes de la noche. Lara dio una lección de cómo recoger el cante. “He encontrado en tu amor la fe perdida…” cantó la sanroqueña. Las dos voces terminaron caminando de Jerez a Cádiz, por la vereda final de La Perla.

Poveda recibe el galardón del festival.
Poveda recibe el galardón del festival. / F. S.

La noche pareció alcanzar su punto álgido, que lo fue, pero Poveda cantó entonces por malagueña rematada con verdiales, con el toque magistral de Jesús Guerrero a la guitarra, pleno de musicalidad, una composición recogida en su última grabación lorquiana, Poema del Cante Jondo. El flamenco es tan rico que no hubo momento para ensimismarse en lo vivido minutos antes. Bastaba entonces con la voz de uno y la guitarra de otro, interpretando varios palos, y entre ellos una media granadina, y con Guerrero solo con Paquito González en la percusión ofreciendo una composición propia.

De nuevo Poveda sobre el escenario, acompañado por palmas, para cantar por aires de bulerías, con lamentos del poema lorquiano. Rindió luego tributo a Sevilla con melodía de fandangos. El cantaor agradeció el reconocimiento sanroqueño antes de encarar la parte final de su concierto, entre otras razones porque dijo tomarlo como muestra de cariño para que se sepa que es cantaor flamenco. No dejó ninguna duda en su noche de bienal.

Las tenientes de alcalde María del Mar Collado y Ana Ruiz, acompañadas de doña Paca Cortés, la matriarca de los Canela, entregaron a Miguel Poveda el galardón de la edición 2024, con el aplauso del publicó que llenó el teatro Juan Luis Galiardo

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