Las principales vicisitudes entre 1933 y 1935
LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (LIX)
Después de los sucesos de Casas Viejas, la Benemérita se somete a una importante reorganización a la que no es ajena el Campo de Gibraltar
La casa-cuartel de San Roque, ubicada en la calle Herrería, no reúne las condiciones, así que el coronel Fulgencio Gómez busca otro inmueble
Tras los trágicos sucesos de Casas Viejas y una vez restablecido el orden y la ley en dicha pedanía, los guardias civiles del Campo de Gibraltar que habían acudido en auxilio de la casa-cuartel atacada, regresaron a sus respectivas poblaciones de procedencia.
Por lo tanto al puesto de San Roque se reincorporaron los guardias 2º Antonio Ruiz Sánchez, Rodrigo Vázquez Villalobos, José Espinosa Sánchez, José Barragán Vega y Manuel Medina Martín.
Mientras tanto su oficial, el teniente Cayetano García Castrillón, jefe de la línea (sección) de La Línea de la Concepción, que lo desempeñaba conjunta con el interino de la línea de Jimena de la Frontera, tuvo que presentarse en Cádiz y Málaga para informar personalmente a sus superiores de lo acaecido en Casas Viejas. Posteriormente tendría que comparecer como testigo ante la comisión de investigación parlamentaria y ante las jurisdicciones militar y ordinaria.
Respecto al puesto de San Roque, uno de los pocos guardias civiles que habían permanecido prestando servicio allí durante aquellos aciagos días fue José Antonio Montes Gil. Se había incorporado el mes anterior procedente del puesto de Chipiona. Su esposa Josefa Ramos Bellido era natural de Vélez-Málaga y vecina de La Línea de la Concepción hasta que contrajo matrimonio.
Apenas seis meses después se inició, por decreto de 28 de julio de 1933 dimanante del Ministerio de la Gobernación, cuyo titular era Santiago Casares Quiroga, una importante reorganización del benemérito Instituto, la cual estaba pendiente desde la proclamación de la Segunda República. Algunos de sus objetivos eran obtener una mayor eficiencia reestructurando las unidades existentes y aumentando las retribuciones económicas. El principal problema era que ello implicaba la supresión de 9 plazas de coroneles, 15 de tenientes coroneles, 54 de comandantes, 76 de capitanes, 3 de médicos, 1 de veterinario, 2 de maestros armeros y 1.290 de guardia 2º. El propósito era amortizarlas a medida que fueran produciéndose las vacantes, cualquiera que fuese la causa que lo motivase. Dicha medida pronto se comprobaría lo improcedente que era y más adelante, como se verá oportunamente, la plantilla del Cuerpo, lejos de disminuir, tuvo que ser aumentada.
También se procedió a la supresión del empleo de alférez, siendo sustituidos en las vacantes que reglamentariamente se produjeran hasta su extinción, por los subtenientes del Cuerpo de Suboficiales que se creaba en la Guardia Civil.
Respecto al aumento de retribuciones el sueldo anual de un guardia civil, a su ingreso, pasó a ser de 3.100 pesetas; el de un cabo, 3.465; y el de un sargento, 3.530. Como bonificación del servicio se consignaron a los guardias 275 pesetas anuales; a los cabos, 350; y a los sargentos, 500. En concepto de gratificación de efectividad se dispuso abonar a todos ellos la cantidad de 375 pesetas por cada quinquenio (todavía quedaba mucho tiempo para que se cotizasen los trienios), percibiéndose por dozavas partes de la anualidad correspondiente. Finalmente se fijaban unas asignaciones individuales anuales de 120 pesetas para vestuario; de 100 pesetas para los premios de constancia; y de otras 100 pesetas más para los cabos y guardias de caballería, como compensación al gasto de limpieza, cuidado del caballo y equipo; percibiéndose todo ello también por dozavas partes.
Al objeto de poner en práctica dicha reorganización se dictó el 31 de agosto siguiente una orden del Ministerio de Gobernación. Relativa a la nueva estructura de las Zonas, Tercios, Comandancias, Compañías y Líneas, introdujo una nueva modificación como consecuencia del traspaso de los servicios de la Guardia Civil a la Generalidad, acordado por la Junta de Seguridad de Cataluña, que había sido sancionado por decreto de día 8 de dicho mes.
En lo que afectaba al puesto de San Roque, quedaría encuadrado junto a los puestos de La Línea de la Concepción, Atunara y Campamento, en la línea (sección) de La Línea de la Concepción; dependiente de la 2ª Compañía de Algeciras, junto a las líneas de Jimena de la Frontera (puestos de Jimena, Almoraima, Buceite y Tesorillo), así como la de Tarifa (puestos de Tarifa, Algeciras y Los Barrios); perteneciente a la Comandancia de Cádiz, del 16º Tercio de Málaga y 2ª Zona de Córdoba. Hay que significar que la Comandancia de Cádiz pasaba a ser de primer orden al tener cinco compañías. Su jefe era el teniente coronel José Romero Fialo, buen conocedor de la provincia y que en su anterior empleo ya había estado destinado en Cádiz. El subinspector del 16º Tercio continuaba siendo el coronel Ricardo Salamero Ortiz.
Respecto a la casa-cuartel de San Roque seguía ubicada en el edificio alquilado en el número 14 de la calle Herrería, si bien su mal estado de conservación y la falta del debido mantenimiento por su propietario, terminaría motivando que el 16 de agosto de 1934, el nuevo subinspector, coronel Fulgencio Gómez Carrión, ordenase la instrucción del correspondiente expediente para buscar un nuevo inmueble.
Paralelamente a ese progresivo deterioro del acuartelamiento de San Roque se produciría a principios del año siguiente una nueva reorganización del Cuerpo que afectaría muy directamente a su despliegue en el Campo de Gibraltar, al objeto de atender con mayor eficacia las necesidades del servicio. La 2ª Compañía de Algeciras pasó a estar constituida por una nueva línea más, cuya cabecera, al mando de un oficial se establecería en San Roque. Dependerían de la misma los puestos de San Roque, Algeciras y Almoraima. La línea de Jimena de la Frontera pasaría a tener los puestos de Jimena, Buceite y Tesorillo; la línea de Tarifa los de Tarifa y Facinas; y la de La Línea de la Concepción, los de la Línea, Atunara y Campamento.
En la revista de abril de 1935 se incorporó como jefe de la línea de San Roque el joven teniente Odón Oscar Ojanguren Alonso. Natural de la localidad asturiana de Trubia era sin embargo buen conocedor del Campo de Gibraltar. A finales de agosto de 1931 había sido destinado al Regimiento de Infantería núm. 15, cuya plana mayor se encontraba entonces en Algeciras. Dado que estaba en posesión del curso correspondiente fue nombrado inmediatamente profesor de educación física del primer batallón, cesando a principios de noviembre siguiente al asignársele la responsabilidad de la instrucción de los nuevos reclutas. Apenas estaría un par de semanas desempeñando dicho cometido ya que fue nombrado comandante militar de La Línea de la Concepción, haciéndose cargo también de los cometidos de oficial de transportes, juez eventual de dicha plaza y jefe de la comisión de custodia del Cuartel de Ballesteros.
Dado que puede llamar la atención que un teniente de Infantería fuese el comandante militar de dicha plaza hay que significar que tras la proclamación de la Segunda República se produjo también una importante reorganización militar que afectó al Campo de Gibraltar, disminuyendo el número de unidades y su entidad. Hasta entonces había una brigada de Infantería con residencia en Algeciras cuyo general, Joaquín de la Torre Mora, era a su vez el gobernador militar, cargo que fue suprimido. Dicha brigada tenía dos regimientos de Infantería, el Extremadura núm. 15 de guarnición en Algeciras y el Pavía núm. 48 de guarnición en San Roque.
Continuará.
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