La reorganización de la Guardia Civil (I)
La guardia Civil en San Roque (CCXVII)
En 1878, se tuvo que dividir la provincia gaditana en dos partes, para hacer frente al contrabando procedente de la colonia británica de Gibraltar
La reorganización en la posguerra civil (XXXV)
La reorganización de la Guardia Civil en la comarca del Campo de Gibraltar en general, y en el término municipal de San Roque en particular, empezó a asentarse realmente a partir de 1941. Desde diciembre de 1844 hubo guardias civiles aposentándose en este territorio y que comenzaron a prestar servicio a partir del mes siguiente. De ellos se ha venido y se seguirá hablando largo y tendido.
Sin embargo, desde aquella lejana fecha del siglo XIX se había evolucionado mucho. Se había comenzado con una unidad entidad sección de caballería de la Guardia Civil para todo el Campo de Gibraltar, al mando de un oficial y encuadrada en una unidad entidad compañía, con cabecera en la capital de la provincia, Cádiz. Su misión principal entonces era el llamado orden público, hoy seguridad ciudadana. Casi un siglo después, en 1940, pesaba y mucho, la impronta marcada por el Cuerpo de Carabineros, que en 1878 había tenido que dividir excepcionalmente la provincia gaditana en dos partes, creando consecuentemente dos comandancias independientes entre sí. La razón principal de ello había sido la amplia y profunda red de contrabando que funcionaba desde las entrañas de la colonia británica de Gibraltar. Incluso una década más tarde, en 1889, el Cuerpo de Carabineros tuvo que crear la Comandancia de Estepona, que se desgajó de la de Málaga y que existió durante más de cuatro décadas y media.
A principios de 1940, la Guardia Civil en el Campo de Gibraltar tenía la entidad de una compañía territorial que dependía de la única Comandancia de dicho Cuerpo en la provincia de Cádiz, siendo la principal fuerza de seguridad y orden público del Estado en la misma. Antes de proseguir, hay que significar que nuestra Comarca no tenía entonces la extensión territorial que tiene actualmente. Todavía quedaban, entre otras cosas para que tuviéramos la Comarca actual, dos décadas y media para que entrase en vigor el Decreto número 3.223/1965, del 28 de octubre, publicado en el BOE el 12 de noviembre, sobre la aplicación de un programa de medidas para el desarrollo económico-social del Campo de Gibraltar, comprendiendo los términos municipales de Algeciras, Los Barrios, Castellar, La Línea de la Concepción, Jimena de la Frontera, Tarifa y San Roque, así como casi ocho décadas para la independencia como municipio, de San Martín del Tesorillo, por segregación del de Jimena de la Frontera, gracias al Decreto número 181/2018, de 2 de octubre, publicado en el BOE de 23 de enero siguiente.
Pero regresando a la época de la que se está ahora hablando, pues ya estamos en 1941, y con una Segunda Guerra Mundial que iba aumentando sus escenarios de combate y desolación, hay que decir en primer lugar que la reiterada ley de 15 de marzo de 1940, descrita en anteriores artículos publicados en Europa Sur, había servido, entre otras cosas, para poner fin al Cuerpo de Carabineros como tal, el cual había sido creado en 1829. Este proceso no fue sencillo ni fácil, siendo igualmente justo y preciso decir que, la presencia en nuestra Comarca de la colonia británica de Gibraltar no sería precisamente una ayuda sino todo lo contrario.
El Cuerpo de Carabineros, tras la reforma del otoño de 1935, se hallaba todavía desplegado al inicio de 1940, y después de una devastadora Guerra Civil, en una veintena de Comandancias y una decena de Zonas, cuyos principales espacios de actividad eran los limítrofes con la citada colonia británica así como con los países de Francia y Portugal, además de toda la costa española. Su principal esfuerzo, y por lo tanto muy serio problema, era la lucha contra el contrabando, unido inseparablemente a su acción de resguardo fiscal del estado. A ello hay que añadir que se había salido de una guerra civil y que se estaba en medio de una guerra mundial, que si bien no es en absoluto el objeto principal del presente artículo, no hay que olvidarlo.
Así que, tras la entrada en vigor de la mentada ley de 15 de marzo de 1940, y las anteriormente también citadas leyes, de 4 de junio siguiente, sobre concesión de créditos para el Ministerio de la Gobernación durante el ejercicio económico de 1940 y, de 12 de julio siguiente, disponiendo los organismos que habían de formar parte del Ministerio del Ejército; del decreto de dicho ministerio, de 22 de agosto siguiente; y de la Instrucción General de la Dirección General de la Guardia Civil número 3, de 20 febrero de 1941; así como los breves mandos, como primeros jefes de la 134ª Comandancia de Costas de la Guardia Civil (Algeciras), de los tenientes coroneles Joaquín Moreno Lara y Federico Pérez Padilla, ambos procedentes de Carabineros, llegaría la jefatura ejercida por el también teniente coronel Manuel Sanmartín Rives.
Concretamente fue nombrado, para ello, el 29 de julio de 1941 por el ministro y teniente general José Enrique Varela Iglesias en el Diario Oficial del Ministerio del Ejército número 170, de 2 de agosto siguiente, siendo también procedente del ya desaparecido Cuerpo de Carabineros. Su mando al frente de la comandancia de la Guardia Civil campogibraltareña, al contrario que sus dos predecesores que no tuvieron oportunidad, duraría nueve años, lo cual sería fundamental para poder asentarla.
Había nacido el 15 de septiembre de 1890 en la ciudad gaditana de San Fernando, siendo hijo, según consta en su hoja de servicios, del capitán de Infantería de Marina Emilio Sanmartín Sánchez y de Ignacia Rives Mora.
Tras superar la correspondiente oposición, ingresó como alumno en la Academia de Infantería de Toledo el 1 de septiembre de 1912, realizando su jura de bandera el 13 de octubre siguiente. Por real orden de 18 de abril de 1914, 'se le dieron las gracias por el brillante resultado obtenido en la revista de Inspección', que fue girada por el general jefe de la Sección de Instrucción y Reclutamiento, Ricardo Aranaz Iraguerri. Por real orden de 24 de junio de 1916 fue promovido al empleo de segundo teniente, alférez, y dos días más tarde fue destinado al Regimiento de Infantería Orotava número 65, ubicado en la isla de Tenerife.
Sin embargo, apenas estuvo destinado en el mismo ya que poco después fue destinado al Regimiento de Infantería Álava número 56, de guarnición en la ciudad de Cádiz, donde se presentó el 28 de octubre siguiente. Allí permaneció un año prestando servicio, siendo nuevamente destinado por real orden de 23 de octubre de 1917 al Batallón de Cazadores de Llerena número 11. El 5 de noviembre se incorporó a la representación del mismo en la plaza de Ceuta y dos días más tarde a su nueva unidad que estaba establecida entonces en Tetuán.
Incorporado inmediatamente a los servicios de seguridad y campaña, ascendió en propuesta extraordinaria al empleo de primer teniente por real orden circular de 27 de junio de 1918, continuando destinado en dicha unidad. Durante más de año y medio continuó prestando servicio en la misma unidad, tomando parte en diferentes acciones de guerra de las Campañas de Marruecos y concediéndosele la cruz del mérito militar con distintivo rojo.
Continuará.
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