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Una legión con la Columna

Lunes Santo en Algeciras

El Cristo maniatado y la Virgen de las Lágrimas guían a miles de algecireños al ritmo del Tercio Duque de Alba

Hermandad de Columna de Algeciras. / Erasmo Fenoy

Pasaban unos minutos de las siete y media de la tarde cuando el Novio de la Muerte tronó en la calle Radio Algeciras. Como si emergiera de una sola garganta, recorrió General Castaños y cuando llegó a Cristóbal Colón, dobló hasta Muñoz Cobos, bajó por Santísimo y desembocó en la puerta de la Capilla de Europa, donde se topó de repente con que Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna se reencontraba con su pueblo en un solemne silencio.

Algeciras fue, como cada Lunes Santo, una legión de devotos tras las escena evangélica que plasmó el gran artista algecireño José Román: allí iba el Hijo de Dios, maniatado, junto a un sayón y un romano que le asestaban golpes camino del madero. Detrás, María Santísima de las Lágrimas lloraba el dolor de su hijo justo cuando a casi dos mil kilómetros ardía la catedral de Nuestra Señora de París. Más llanto que nunca bajo el palio de la Virgen por las calles algecireñas, todavía iluminadas por los rayos de sol de una tarde veraniega.

Tronó otras veces el Novio de la Muerte en el recorrido de la Columna por unas calles repletas de miles y miles de algecireños, legionarios de una devoción que aumenta cada año al paso de la Banda del Tercio Duque de Alba II De la Legión, que acompaña a la histórica Cruz de Guía.

Hubo grandes momentos de emoción bajo los pasos y también los capirotes de los 480 hermanos que desfilaron con las imágenes, sobre todo en ese nuevo diseño de la carrera oficial en la Plaza Alta –que se reveló como un rotundo éxito– cuando ya el sol había caído y el desfile estaba iluminado por los faroles de la fuente. Nunca dejaron de oírse los aplausos de los devotos que poblaron todo el recorrido.

La hermandad está viviendo la celebración del 250 aniversario de la reconstrucción de la Capilla-Santuario de Europa, cargada de actos durante todos el año y ve muy cercana la conmemoración del 75 aniversario de su fundación, en 2020.

Al ritmo de las marchas de la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Padre Jesús Nazareno de Arahal (con el paso de misterio) y la Banda de Música Villa de Osuna (con el paso de palio) la Columna lució la quinta fase del paso delCristo: el tallado de las mitades de ambos costeros de los respiraderos, así como las esquinas traseras y los medallones intermedios, todo ello obra de José Manuel Rodríguez Melo (Gines, Sevilla). También el alto-relieve y policromado de la cartela del respiradero del costero derecho y del izquierdo –la Crucifixión a un lado, la Piedad tras el descendimiento, en el otro–, realizados por la imaginera sevillana Guadalupe de Guzmán Molina.

El paso de María Santísima de las Lágrimas estrenó la restauración de los doce varales, así como de los seis candeleros de la séptima y última tanda de candelería y los doce nuevos remates de los varales del palio, con un diseño similar a “un jarrón con azucenas” que simboliza la pureza de María, todo ellos realizado por los talleres de Orfebrería San Juan (San Juan de Aznalfarache, Sevilla).

Olés al paso de los legionarios

No habían dado las seis de la tarde cuando la avenida de las Fuerzas Armadas ya estaba repleta de público para asistir al desfile de los 146 caballeros y damas legionarias bajo el mando del coronel Francisco Javier Bartolomé, quien estuvo acompañado por el general jefe de Brigada Rey Alfonso XIII Marcos Llago, así como por el jefe de Estado Mayor de la BRILEG, Rafael Sánchez-Barriga y el teniente coronel jede de la Cuarta Bandera del Tercio, Álvaro Kromer. El público se agolpó al paso del Tercio Duque de Alba, segundo de la Legión, con base en Ceuta y disfrutó con su singular forma de desfilar. Se oyeron muchos “olés” y los caballeros y damas legionarias se hicieron no pocas fotos con algunas de las personas que acudieron a verlos.

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