Oración en el Huerto con el recuerdo del padre Sebastián Llanes
Domingo de Ramos
Los vecinos de la Cuesta del Rayo vuelven a echarse a la calle para arropar a su hermandad
El barrio de la Cuesta del Rayo se ha echado hoy a la calle como cada año para acompañar a sus titulares. Este año la salida ha sido si cabe más especial: ha estado marcada por el recuerdo del padre Sebastián Llanes, director espiritual de la hermandad, párroco del Corpus Christi durante más de 40 años y ex delegado diocesano de hermandades en Cádiz, que falleció el pasado Domingo de Resurrección.
Su figura ha estado presente en todo el recorrido de la cofradía por su barrio, que recuerda su buen hacer al frente de la parroquia, y en las plegarias de los muchos devotos que han acompañado al Huerto y Nuestra Señora del Buen Fin.
La Hermandad del Huerto realizó su Estación de Penitencia con el cariño de todo un barrio. Los antifaces decorados con el cáliz dorado esconden muchas historias. En el tramo, coinciden personas de toda condición social, desde un enfermero hasta un mecánico o el camarero del bar de la barriada.
Desde primeras horas de la mañana, la Cuesta del Rayo era un ir y venir de personas. Los nervios estaban a flor de piel, e incluso algún miembro de Junta reconocía que este año tenían mucha responsabilidad. Tocaba desquitarse de los sinsabores del pasado Domingo de Ramos, cuando la lluvia impidió la realización de la Estación de Penitencia.
A los sones de la Marcha Real, la Cruz de Guía abrió la salida del cortejo. Las insignias de la sección del cristo hacían alusión al carácter sacramental de la hermandad y al pasaje bíblico en el que el Señor acude al monte de los olivos para rezar y se le aparece un ángel confortador. La voz ronca de Javier Barea anunciaba el inicio del día señalado para el costalero. La Oración en el Huerto realizó su salida a las 18:10 ante la presencia de numerosos cirros en el cielo.
En treinta y cinco años de desfiles procesionales, nunca se había producido esa estampa. Por primera vez, Jesús de la Oración lucía una vestimenta hebrea, sin las habituales potencias. El olivo de este Getsemaní algecireño servía de apoyo para su descanso a los apóstoles durmientes.
Cuando se detuvo el paso tras su salida, la Banda de la Buena Muerte de Palencia entonó el Toque de Oración. Una composición que se interpretó en homenaje a la gran ausencia de este año en la presidencia, el padre Sebastián Llanes Blanco. Su fallecimiento el pasado año ha dejado una profunda huella en la cofradía.
En cuanto a los estrenos, el Huerto ha dado un paso más en el tallado del paso de misterio. La incorporación de las nuevas cartelas, esculpidas por el escultor Fernando Aguado, han enriquecido la ornamentación del misterio.
Tampoco la Cuesta del Rayo puede entenderse sin la hermandad del Rocío. De hecho, ambas corporaciones se fundaron en el Corpus Christi y en 1984. Una buena prueba de esta sintonía es un gesto simbólico. La Virgen del Buen Fin superó el dintel de la parroquia a los sones de la marcha Rocío. El flautín y los tambores de la Banda de Guillena trasladaron a los presentes el ambiente del camino almonteño.
El palio llenó de aroma la caída de la tarde con el tradicional exorno floral creado por Fernando Huete y compuesto por diversos tipos de flores. La Virgen del Buen Fin portaba en su mano derecha una rama de olivo plateada, en alusión al sobrenombre de la cofradía. Algeciras ya cuenta las horas para disfrutar de la legión y Columna tras un Domingo de Ramos histórico.
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