Misericordia y Amargura dejan una estación de penitencia para el recuerdo
Cientos de personas esperan en la plaza de la Iglesia a la hermandad de los Toreros
Con puntualidad escrupulosa, a las 21:30, salía del pórtico la cruz de guía de la sacramental, real y venerable hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Amargura en dirección a una abarrotada plaza de la Iglesia, que poco después recibía la llegada de las otras tres hermandades que realizaban su estación de penitencia en su paso por la carrera oficial.
La banda de Cornetas y Tambores San Sebastián, de Tomares (Sevilla) entonaba las notas de Marcha Real cuando el paso de misterio, aún con la imagen del Misericordia en posición horizontal -su paso con la cruz levantada por el pórtico sería imposible-. El paso, exornado por un montículo de claveles de color rojo y por unos querubines en barro, que serán tallados en madera en un futuro, y con un crespón negro en recuerdo del que fuera su director espiritual, el padre Juan Valenzuela, dio sus primeras chicotás en dirección a la calle Méndez Núñez.
Ya esperaba al final de la calle Alfonso X la cruz de guía del Cristo del Mar cuando se disponía a realizar su recorrido el paso de María Santísima de la Amargura, la Virgen de los Toreros, adornado con rosas blancas y orquídeas. Con las instrucciones de su capataz, José Luis Arenillas, bajó la rampa de la iglesia de la Inmaculada al ritmo de las notas de la Asociación Musical Utrerana (Sevilla), para iniciar un recorrido durante el que emocionó a los fieles linenses.
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