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Alarma por la proliferación de contaminantes y la obesidad de los niños

Salud

Un estudio de ISGlobal determina la influencia del tabaco, la contaminación y el entorno urbano en esta enfermedad infantil.

Molusco en la piel

El entorno y las posibilidades de caminar influyen directamente en el riesgo de obesidad.
Redacción

27 de junio 2020 - 11:56

La contaminación atmosférica, el tabaco y las características del entorno construido (como vivir en áreas densamente pobladas) contribuyen al desarrollo de la obesidad infantil. Es la conclusión del estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y la Universidad del Sur de California en el que han tratado de identificar de qué manera influyen las exposiciones ambientales durante el embarazo y la infancia en un mayor riesgo de obesidad infantil.

Se trata del primer gran estudio que relaciona una multitud de contaminantes y factores ambientales –77 exposiciones prenatales y 96 postnatales- con el riesgo de padecer esta enfermedad.

El estudio ofrece un cambio de perspectiva en la investigación de cómo los riesgos ambientales afectan a la salud, asegura ISGlobal: en lugar de analizar por separado las consecuencias que cada exposición podría tener en nuestro organismo, se plantea el estudio conjunto de las diferentes exposiciones a las que una persona está sujeta desde la concepción hasta la muerte, teniendo en cuenta muchos elementos a los que estamos expuestos a través de la dieta, estilo de vida y el entorno en el que se vive.

Para ello se han analizado datos de más de 1.300 niños y niñas de 6 a 11 años de España, Francia, Grecia, Lituania, Noruega y Reino Unido.

Según Martine Vrijheid, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio, las tasas de obesidad infantil "están aumentando a niveles alarmantes en todo el mundo, y puede que durante el confinamiento por la COVID-19 se hayan incrementado todavía más”.

Los resultados del estudio, con datos anteriores a las medidas tomadas para frenar la pandemia, muestran similitudes con las cifras mundiales: una prevalencia de sobrepeso y obesidad general del 29%, con unos porcentajes más altos en España (43%) y Grecia (37%).

Las conclusiones mostraron que la exposición al tabaco –al humo materno durante el embarazo y al pasivo durante la infancia­–, a la contaminación atmosférica y las características del entorno construido se asociaban con un índice de masa corporal mayor en la infancia. El estudio no encontró diferencias por el nivel socioeconómico de los participantes.

Además, del estudio se desprende que los niños que viven en áreas densamente pobladas y que van a escuelas en zonas que cuentan con pocos servicios e instalaciones tienen "más riesgo de sufrir obesidad”, explica Leda Chatzi, última autora del estudio e investigadora de la Universidad del Sur de California.

Esta relación entre la obesidad y las características del entorno construido “van en la línea de estudios anteriores y podría ser explicada por las pocas oportunidades que tienen los niños y niñas de caminar y desarrollar actividad física en el exterior”, añade.

Como destaca Martine Vrijheid, el estudio muestra que “la modificación de las exposiciones ambientales a principios de la vida puede limitar el riesgo de obesidad y sus complicaciones asociadas ”, lo que tiene “importantes implicaciones para la salud pública, ya que ayuda a identificar las exposiciones relacionadas con la obesidad infantil para la prevención e intervención temprana”, explica.

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