BP aplaza el sellado de la fuga entre señales de negligencias previas al vertido
La petrolera hizo caso omiso a una inspección con un resultado "no satisfactorio" el mismo día del accidente · La empresa británica esperará a la semana que viene para terminar de instalar la nueva caja contenedora
Tras la marea negra, British Petroleum (BP) no consigue salir a flote; todos los intentos, informaciones y evidencias sólo consiguen hundirle un poco más. El jueves estaba previsto instalar una nueva caja sobre la principal fuga de crudo en el Golfo de México, pero decidieron aplazar la colocación exacta y puesta en funcionamiento a la semana que viene una vez que ya estaba sumergida en el mar. Todo esto ocurre entre las crecientes señales de que el derrame se debio a negligencias de la petrolera.
La compañía, que intentó instalar sin éxito otra caja de mayor tamaño, afirmó que la estructura para recolectar el crudo se encuentra ya en el fondo marino y que espera completar su instalación "en los próximos días". A pesar de ser ya el segundo intento y de haber transcurridos 25 días desde la catástrofe, BP insistió en que el éxito de la operación "no está asegurado", ya que un sistema como ése no se ha usado nunca a 1.500 metros de profundidad.
Mientras tanto, siguen fluyendo al mar al menos 800.000 litros diarios de crudo, en un derrame que arrancó el 20 de abril tras la explosión y hundimiento, dos días después, de la plataforma Deepwater Horizon gestionada por la compañía británica.
BP prevé recolectar con el nuevo recipiente hasta el 85% de ese crudo y bombearlo posteriormente a un barco en la superficie. Pero no es la primera vez que tiene intenciones parecidas, ya intentó contener el vertido con una estructura metálica campaniforme que no funcionó debido a que se formaron cristales de metano, una sustancia viscosa y altamente inflamable que además obturó el conducto por el que debía fluir el petróleo.
La nueva caja se ajustará mejor sobre la fuga, lo que en principio dificultaría la entrada del agua gélida de las profundidades marinas que favorece la formación de cristales.
Mientras, continúan surgiendo informaciones de que la empresa ignoró las señales de advertencia que revelaban la posible existencia de problemas en el pozo. BP decidió seguir adelante con sus planes a pesar de que algunas pruebas indicaban que había habido filtraciones de gas altamente inflamable, según publicó el diario estadounidense The Wall Street Journal, que citó testimonios de miembros del panel de investigación del Congreso estadounidense y documentos a los que ha tenido acceso.
El presidente de la petrolera en América, Lamar McKay, y el presidente de Transocean (propietaria de la plataforma petrolífera), Steven Newman, admitieron ante el Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes que las discrepancias en las pruebas de presión del pozo llevadas a cabo la misma tarde de la explosión deberían haber activado las alarmas.
Miembros del panel de investigación del Congreso estadounidense y documentos a los que ha tenido acceso el rotativo estadounidense señalan que el mismo día 20 se realizaron varias pruebas. La primera se llevó a cabo a primera hora de la tarde y no indicó ninguna anomalía a pesar de que estaban entrando gases en el pozo, según un informe presentado por BP a los investigadores.
Los resultados de la segunda prueba fueron "no concluyentes" o incluso "no satisfactorios", dijo el vicepresidente de BP para el Golfo de México, James Dupree. Una nueva prueba concluyó que se estaba formado gas natural dentro del pozo, reconoció.
Dos horas antes de la explosión, BP decidió poner fin a las pruebas basándose en tests adicionales, dijo el presidente de la Comisión de Energía y Comercio, Henry Waxman, que atribuyó esta información a un abogado de BP y añadió que hubo un debate entre BP y Transocean sobre cómo proceder.
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